Roberto Malaver
¡Acurrúcame que tengo frío! Estamos quemando los últimos cartuchos. Ese vainón del apagón nos agarró con las manos en la masa. Estos chavistas se la saben todas. Descubren toda vaina, y así no se puede. Y nosotros estamos dejando de creer en el interino, o autoproclamado, o encargado, o diputado, o Juancito, o como le dé la gana de llamarse porque la verdad es que no se puede seguir confiando en un espantapájaros del que se ríen los mismos pájaros. Ya la vaina está cansando. Uno sigue perdiendo y perdiendo, y no sabemos cuántas guerras tendremos que perder para que el dictador se vaya. El apagón arrechó también a nuestra gente, aunque el borrachito de la esquina París, decía que a él le importaba un carajo el apagón, porque él estaba prendío todo el día. Vainas de borracho. Pero la vaina fue seria. Y sin embargo, los chavistas, en vez de arrecharse y salir a tumbar al dictador, los carajos se juntan y se reproducen como conejos y aparecen por todas partes ayudando a la gente con velitas y candelitas y agua y así no se puede ganar una guerra, sobre todo porque Juancito le dijo a Trump que él tenía Fuerzas Armadas y tenía pueblo para salir del dictador, y ahora nos encontramos con que no tenemos un carajo, sino un montón de chavistas que aparecen justo cuando uno le echa un vaina al país Y la otra vaina fue que el New York Time se puso a desmentir la noticia que ya nuestros medios y nuestros declarantes habían dicho. Es decir, que la ayuda humanitaria la mandó a quemar el dictador con su gente. Ahora estamos nosotros que no sabemos qué carajo hacer. Nada le costaba al New York Time callarse esa vaina, además, ya habían pasado unos días y la gente creía en lo que nosotros le habíamos dicho. Y ninguno de nuestros medios se ha desmentido, porque ellos saben que desmentirse es perder, y ya la gente nuestra se olvidó de esa paja que es lo importante. Lo mismo pasó con este ataque al Gurí, tratamos de decir que fue la quema de un monte de venus que había por allí cerca, y se jodió aquella vaina, pero nadie nos creyó un carajo. Parece que la vaina es verdad, fue una cosa cibernética que volvió loco el sistema de seguridad de la represa y al carajo la luz. Seguimos perdiendo en cada vaina que nos metemos. Los compañeros Trump, Pence, Pompeo, Bolton y Eliot Abrams, deben tener una arrechera de padre y señor mío con nosotros, porque hasta cuándo les vamos a mentir. Uno no se explica cómo esa gente es capaz de querer tanto a este país. Es verdad que le hemos quitado un realero al país, y que seguramente Julio –Matemático- Borges y Antonio –Pensionado Ledezma, se están dando la gran vida con ese billete, pero la verdad, la única verdad, es que no servimos para un carajo. Somos gente inteligente que solo cree en la fuerza bruta para salir de la dictadura. Y ya la gente se está cansando. El martes daba pena la marcha marchita que hicimos. El varguense, es decir, Juancito, no quería hablar, pero alguien le dijo: “sale y di que tu oficina está en Miraflores para que te aplaudan y te vas” Y así mismo hizo, porque a la gente le gusta esa pendejada de creer que Miraflores está a la vuelta de la esquina. El papá de Margot llegó con un velón en la mano y dijo: “En la oscuridad es que nosotros somos buenos, porque allí trabaja el crimen”, así me dijo un carajo de Primero Justicia, y estuve a punto de darle su carajazo. Así no se llega al gobierno, carajo”. Y se fue al cuarto y agarró la puerta y le metió su coñazo. Y un vecino gritó: “Llegó la luz” -Apágame la vela, María.- Me canta Margot.Periodista y escritor. Niega ser humorista, a pesar de algunas evidencias que indican lo contrario. Co-moderador del popular programa “Los Robertos”, al cual insisten en llamar “Como Ustedes Pueden Ver”. Co-editor del suplemento comico-politico “El Especulador Precóz”. “Co-algo” de muchos otros proyectos porque le gusta jugar en equipo.
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