Memorias de una suegra, de George R. Sims

Publicado el 08 febrero 2016 por Covadonga Mendoza @Cova_Mendoza

T.O.: Memoirs of a Mother-in-Law, 1881

Colección: Libros del Tiempo, 325

Traducción: Alejandro Palomas

Jane Tressider, harta de la mala imagen que tienen las suegras, decide escribir sus experiencias como tal, resuelta a contar su verdad.

La señora Tressider da comienzo a las dieciocho memorias (cada una precedida por un título indicativo de su contenido, siendo el de la primera "Yo") que componen su historia con una declaración de intenciones:

"Las suegras hemos sido siempre unas incomprendidas, y supongo que siempre lo seremos. Nadie ha expresado jamás con rigor su postura. Eso es lo que yo intento hacer aquí, y por eso, ahora que todos mis hijos, excepto dos, están casados y dispongo de más tiempo, he decidido defender la causa de la más maligna de las razas sobre la capa de la tierra. Estoy convencida de que cuando haya relatado mis experiencias habré dado un cariz distinto a la cuestión. Intuyo que ofenderé a algunos de mis yernos y que algunas de mis nueras se sentirán agraviadas, pero eso es algo que no puedo remediar. Siempre he dicho lo que pensaba y desde luego no voy a empezar ahora a medir mis palabras."

Para conseguir su propósito, la protagonista recurre a un diario que lleva años escribiendo, del que escoge los pasajes que considera adecuados para ilustrar su opinión acerca de las suegras. Momentos de las vidas de sus hijas e hijos, nueras y yernos, e incluso de su propio matrimonio, algunos emotivos, otros excéntricos, divertidos, curiosos o tristes, cotidianos, todos útiles a su propósito, siempre desde el reconocimiento de sus limitaciones ("...no soy una escritora profesional. Es más fácil decir lo que queremos decir que escribirlo").

Así, no es raro que comience una memoria con la intención de relatar un acontecimiento para, como sin darse cuenta, pasar a contar algo diferente, lo que a veces deja historias sin terminar, esperando una mejor oportunidad que no siempre llega, o alterna anécdotas protagonizadas por sus hijos con otras de sus nietos, lo que puede producir una sensación de desorden, de caos, aunque también sirve para mostrar la personalidad compleja, contradictoria y fascinante de Jane Tressider.

Y es que la protagonista es capaz de ser sensible, cariñosa, impetuosa, impaciente, responsable, justa e injusta, excéntrica, obsesiva, mandona, espontánea, tan implacable como capaz de ceder a las peticiones de sus familiares, miedosa, valiente, maternal, justiciera, todo al servicio de la misión que ella misma se ha impuesto, una cruzada personal que sirve para mostrar, mediante la narración de pequeños dramas cotidianos (hay anécdotas divertidas, extravagantes, convencionales, tiernas, emotivas...), una época y una forma de vida.

El marido, hijas e hijos, nueras y yernos, son secundarios de lujo, imprescindibles para que Jane desgrane sus teorías al tiempo que retrata la sociedad inglesa de finales del XIX, donde da cabida a los recuerdos de su juventud y matrimonio con John Tressider, hace comentarios críticos sobre el servicio doméstico y las diferencias de clase, incidiendo en las profesiones y nacionalidad de los yernos (Sabina se casa con Gus Walkinshaw, hijo de un vicario; el marido de Jane, Carl Gutziet es alemán; Lavinia hace el mejor matrimonio, con Charles Wigram, un caballero bien situado), alude a la picaresca de quienes alquilan casas en mal estado, a los vecinos o a familiares poco convencionales entre otros temas.

En resumen, "Memorias de una suegra" es una novela bien escrita y muy entretenida, con pasajes divertidos, emotivos, misteriosos, románticos, y a la vez una sátira social, cuya lectura puede resultar satisfactoria a varios niveles.

"A decir verdad, resultó muy peculiar que se enamorara de una joven a la que no conocía, pues la vida real nada tiene que ver con la que se describe en las viejas baladas y romances. En el siglo XIX, un joven no puede venir y tocar la guitarra ante tu puerta y no quedan ya apuestos pajes que pueda utilizar para enviar sus billets-doux, y naturalmente yo tampoco habría dado alas a semejante comportamiento."
"De eso han pasado mucho años, mis hijos se han hecho mayores a mi alrededor, muchos se han casado y ahora los pequeños trepan a mi rodilla y me llaman "abuelita", pero aquí sentada, mientras escribo estas memorias a la luz menguante de una tarde de verano, mi mirada se pierde en la bruma cada vez más condensada y vuelvo a descubrirme como una feliz y sonrojada muchacha. Oh, esos maravillosos días de antaño cuando todo parecía tan luminoso y bello, cuando teníamos el mundo a nuestros pies y el negro buey no nos había pisoteado los pies."
"Oh, cielos, oh, cielos, ¿quién iba a decirme que un día me convertiría en una pobre y preocupada suegra, aquejada de reúma, gota y espantosas jaquecas, y con hijos que se parecen a mí y que me matan a disgustos, algunos de ellos tan delicados? ¿Y cómo imaginar que aquel apuesto joven caballero sentado en la plataforma superior del ómnibus, que se sonrojaba a menudo cuando su mirada encontraba la mía, llegaría a casa un día y tiraría buñuelos de manzana por la ventana?"
"¡Ah, el joven sueño del amor! ¿Por qué despertamos de tus brazos para descubrir que eras un sueño? En fin, no puedo quejarme: he disfrutado de no pocas bendiciones y, aunque las cosas han resultado en ocasiones un poco complicadas, John Tressider no ha sido un mal padre ni tampoco un mal marido, comparado con el resto de los padres y de los maridos de hoy en día, y mis queridos y cariñosos hijos han sido para mí un gran consuelo, a pesar de todas las ansiedades que han provocado en mí, y ahora tengo a un buen número de nietos en los que pensar, pequeñuelos míos, y cuando vuelvo a tener de nuevo un par de brazos de bebé al cuello y siento pegados a las mejillas los suaves labios de un niño, sé que no he vivido ni he sufrido en vano."
"Estas memorias han tenido el efecto de una bomba lanzada en pleno corazón de un círculo doméstico, y el marido de Maud ha llegado al extremo de declarar que va a escribir las memorias de un yerno y tomarse así su venganza. Qué terrible es que una pequeña e íntegra verdad resulte tan intragable."

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