Como me ha ocurrido en incontables ocasiones, me intereso en primer lugar por el que parecer ser último disco de un fulano llamado Adrian Younge a través de la imagen de su carátula: amigos diseñadores de portadas de discos, ni os imagináis el peso que puede llegar a a tener vuestro trabajo a la hora de establecer prejuicios o (por el contrario) determinar preferencias. La de “Something About April II“, en concreto, muestra una pareja interracial de mujeres en actitud más que cariñosa, en un estilo claramente inspirado en los scores de para el cine de la blaxploitation, o el thriller sesentero de marcada carga erotizante.
El caso es que, efectivamente, a primera vista da la impresión de que el disco podría adscribirse sin problemas al manido cliché de banda sonora imaginaria, pero las sucesivas escuchas van poco a poco poniendo de manifiesto el modo absolutamente autónomo con que funcionan esas pistas. Se nota, desde luego, que detrás de esas canciones está la mano de un tipo curtido en las tareas de producción (buscad su nombre en los créditos de trabajos de figuras del hip-hop tan relevantes como Jay-Z, Common o 50Cent), y que a pesar del indiscutible bagaje retro, el hombre se esfuerza en ir mucho más allá del mero ejercicio nostálgico.
Así, la música que encontraremos en este “Something About April II” (continuador, por cierto, de un trabajo previo llamado precisamente “Something About April“) aúna en una excitante fórmula la herencia de la black music en todas sus variantes (soul, claro, pero también hip-hop y hasta funk) con el glamour decadente de cierto cine europeo de finales de los setenta. En particular, la impronta de Ennio Morricone es más que evidente (no hay más que darle una escucha a los aires spaghetti western de “Hands Of God“), algo que quizás encuentra su mejor representación en esta deliciosa “Memories Of War” que protagoniza la entrada de hoy.
Me suena esa voz, ¿quienesquienesquienés?…. ya os lo digo yo. Para este tema (no sólo para este: la nomina de colaboradores, y de forma explícita, colaboradoras, es de aúpa) el productor norteamericano ha contado con los servicios de Laetitia Sadier (Stereolab), quien aporta su característica sonoridad vintage a un fondo que de por sí parece sacado del ultra-cool catálogo de samples del sello Stax. Hombre: que sampleados habrá, no digo que no, pero al loro que la mayor parte de lo que se escucha aquí esta re-cién-gra-ba-di-to con equipos analógicos, con instrumentos antiguos y -sobre todo- muy buen gusto. Se publicó el pasado 22 de enero de este 2016, pero suena como tiene que sonar la música de hace 40 años cuando es proyectada hacia el futuro.