Extraña la evolución de Menomena. Y curioso el método compositivo desde sus inicios de este grupo de Oregon, basado en un programa informático (Digital Looping Recorder) creado por uno de los miembros del grupo.
Mines es su cuarto disco de estudio y quizás el más alejado del concepto de partida de su carrera. ¿Habrá supuesto ese acercamiento a los parámetros más estandarizados del pop un descenso en la calidad del producto?
No esperaré al final para contestar la pregunta: NO. Menomena se aleja de las estructuras más complejas de sus primeros discos y abraza el pop más convencional. Ojo, siempre comparado con sus primeros discos más enrevesados y arriesgados, y manteniendo el sello y la esencia del sonido de guitarras con programaciones electrónicas que caracterizan su música. Algunos lo llaman Math Rock. Yo soy pésimo para las etiquetas.
Pero quizás en Mines encontremos las mejores composiciones de su carrera, y al fin y al cabo es de lo que se trata. Su antecesor, Friend and Foe, es su cima sonora pero en su nuevo disco encontramos una batería de pegadizas melodías que lo hacen un conjunto más redondo y placentero a la escucha.
En definitiva más accesibles. Y por fortuna, ello no conlleva bajar el nivel o venderse, como se suelen catalogar este tipo de evoluciones. Menomena demuestran que son algo más que un grupo con un método original de componer: son un grupo que saben crear grandes canciones.