Menos joven

Publicado el 05 febrero 2013 por Javiermoreno

Nos gusta la sociología. Somos partidarios de las novelas que hablan de lo que está pasando ahí afuera, que es mucho y acucia. Pensamos que la buena literatura es mejor todavía si está salpimentada con su algo de política y sociología. Son los tiempos que corren y nos deslizamos sobre ellos. Somos taoístas literarios. Pero a veces nos gusta también encontrarnos con una novela sin banqueros ni gente parada. Novelas exquisitas hechas para los gourmets literarios. A veces, incluso, novelas donde aparecen niños que se fugan del hogar para cohabitar con pastores y cabras. Esas rarezas. La novela de Rubén Martín Giráldez es una de esas cosas extrañas que le acontecen a la literatura. La cosa va de un personaje llamado Bogdano que protagoniza un concurso (El peinado de Calígula) que consiste en linchar a los héroes de la cultura, algo así como apuntar al centro de la diana del canon y dar en el blanco. Menos joven me recuerda a Rabelais, claro, pero también a Gombrowicz. Hay algo de la "cuculización" del Ferdydurke en esta novela. Son los grandes personajes de la cultura, Webern&Cía los cuculizados, los sometidos a la humillación de ser caballizados, carnavalizados. Al fin y al cabo el padre de Bogdano se había encargado de sustituir el contenido de los clásicos por novelas de serie B, por obras populares, manteniendo, eso sí, las tapas que remitían al contenido de las gloriosas obras. Y sin que el jovencísimo Bogdano lo supiera. Una proeza bajtiniana. Matar al padre, diría un freudiano. Menos joven corre el peligro que corre el 99% de la literatura que se publica en este momento de duques corruptos y sobres rebosantes de dinero negro: pasar desapercibida. Autor poco conocido en editorial poco conocida, una receta que en pocas ocasiones funciona. Pero hay excepciones, a veces dos juegos de ganancia negativa proporcionan beneficios cuando se solapan sus reglas (podría aportar bibliografía matemática al respecto, pero paso). Ojalá suceda así. El libro de Martín Giráldez es una maravilla. La edición también.Léanlo si son amantes de las delicatessen.