Los brotes recientes de violencia corroboran un hecho que hemos presenciado una y otra vez: que cuando las sociedades no son inclusivas, y cuando los gobiernos no son responsables y receptivos, la paz, la igualdad y la prosperidad compartida no pueden prosperar. Debemos hacer más para empoderar a las personas, sobre todo a las miles de millones de personas desfavorecidas, marginadas, desempleadas, desesperadas y comprensiblemente frustradas. Debemos asegurar que sean escuchadas y puedan participar activamente en su futuro.
Por ello dirijo mi mensaje de hoy a quienes estarán al frente del mundo después de 2015, y que ahora están en un momento crucial de sus vidas: los jóvenes. Hoy en día, una persona de cada cinco tiene entre 15 y 24 años de edad. La transición de la juventud a la edad adulta nunca afrontó tantas dificultades, pero nunca tuvo tantas oportunidades. Tienen la facultad de relacionarse de una forma que habría sido inimaginable cuando se fundaron las Naciones Unidas hace casi 70 años. Se conectan para tratar cuestiones importantes. Injusticia. Discriminación. Violaciones de derechos humanos. El discurso del odio. La necesidad de la solidaridad humana.
Hago un llamamiento a los miembros de la generación de jóvenes más numerosa de la historia para que enfrenten desafíos y piensen qué pueden hacer para resolverlos. Para que tomen el control de su destino y traduzcan sus sueños en un futuro mejor para todos. Para que contribuyan a construir sociedades democráticas mejores y más fuertes. Para que trabajen juntos, utilicen su pensamiento creativo, se conviertan en artífices de un futuro que no deje a nadie atrás. Para que ayuden a guiar a nuestro mundo hacia un futuro mejor.
En este Día Internacional de la Democracia, hago un llamamiento a los jóvenes de todos los países para que den un gran impulso a una democracia incluyente en todo el mundo.
Nueva York, 15 de septiembre de 2014
Ban Ki-moon. Secretario General, Naciones Unidas