Mensaje Navidad 2010: Mons. Miguel Cabrejos Viduarte, Arzobispo de Trujillo y Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.
En la Navidad contemplamos a Dios, hecho Niño en Jesús y nos conmueve descubrir que Él asume la fragilidad del hombre con la omnipotencia de Dios; admiramos la ternura de Dios Padre que desafía al imperio de la razón. Dios toma la naturaleza humana y así el hombre comulga con la divinidad, por eso la Navidad es mirar al mundo trascendente que da verdadero sentido a nuestra existencia y es mirar al firmamento donde una estrella nos recuerda el poder de Dios y su solidaridad incuestionable con el ser humano.
La esperanza que tiene la Iglesia al celebrar con gozo el nacimiento de Jesús, es que el mundo a pesar de sus dificultades y tropiezos, se transforme con la gracia de Dios y el esfuerzo del hombre, en un mundo en el que puedan colmarse las aspiraciones más nobles del corazón humano, un mundo en el que se trabaje por el progreso y la paz, sostenidas en la justicia y en el verdadero servicio a los demás, sin olvidarse del más necesitado, débil o enfermo, ya que el primer deber de la justicia es reconocer al hombre como hermano.
La Navidad es alegría que no conoce fronteras sociales, culturales ni políticas, es la alegría de unirnos todos los que tejemos la historia del Perú; es considerar al prójimo como el otro yo, y al considerarlo otro yo, jamás despreciarlo, subestimarlo, ni negarle su dignidad y sus derechos, antes por el contrario, respetarlo y apreciarlo sin distinción de pueblo, raza, y nación, porque para Dios no hay judío, ni griego, ni esclavo ni libre, ni varón ni mujer, ya que todos somos uno en Cristo.
Hago un llamado especial con las palabras de Benedicto XVI, a quienes tienen el encargo de dirigir los destinos del Perú, de las Regiones y Municipios: “hagan todo cuanto esté en sus manos para devolver la esperanza a los pueblos que gobiernan” y continúen en su lucha contra la pobreza y la desigualdad que impiden oportunidades, interfieren en el desarrollo y se convierten en fuente de violencia y conflictos. Asimismo les animo para que ofrezcan al ciudadano una vida digna y un ambiente de paz y tranquilidad, creando lazos de solidaridad y fraternidad, mirando con esperanza al futuro y construyendo el presente con valentía y optimismo.
La Navidad “rompe el silencio sobre Dios” porque es Dios con rostro humano, es Dios con nosotros, es Dios de perdón y de amor hasta la cruz y la resurrección. Sólo en Él, el hombre encuentra la fuente que colma todos sus anhelos y esperanzas.
¡Feliz Navidad! y que el año 2011 esté lleno de Prosperidad y Salud para ti y toda tu familia.
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Fuente: Arzobispado Trujillo - Prensa (Facebook)