Menstruación, ecología, copas menstruales y otros tabúes.

Por Yve Ramírez @ecocosmopolita

En el libro Viaje al ciclo menstrual, la sexóloga Anna Salvia nos invita a conocernos mejor a nosotras mismas -en toda nuestra intimidad-, a ser conscientes de los cambios que vivimos a lo largo de ese viaje que es el ciclo menstrual y a reconciliarnos con la casi innombrable regla. Anna -a quien tuve el gusto de conocer en una charla en la escuela de mis niñas- compara al ciclo femenino con las estaciones: desde el momento del recogimiento del invierno, que representa la menstruación, hasta la apertura total del verano, representada por la ovulación.

Tal vez esa necesidad de recogimiento mal comprendida es lo que nos lleva a avergonzamos de la regla, algo que vivimos las mujeres cada mes durante aproximadamente la mitad de nuestras vidas. Para reírme de mí misma, te contaré una anécdota personal: cuando decidí comenzar La Ecocosmopolita, uno de los primeros posts que tenía en la cabeza era sobre la copa menstrual, porque pensaba que era algo que tenía que compartir con toda mujer que estuviera a mi alcance. Sin embargo, cuando se lo comenté a Mr. Encargobike se llevó las manos a la cabeza. Pensaba que era una idea desastrosa: todos los hombres y más de la mitad de las mujeres huirían despavoridos al ver el título. Yo defendí la idea y la defiendo hasta ahora, porque sé que la copa menstrual es un "secreto" que toda mujer debería conocer pero mira tú, lo fui procrastinando, supongo por pereza a encontrarme los comentarios desinformados y desafortunados que he visto a menudo por ahí en otros posts o, recientemente, cuando la CUP propuso en el Parlament un programa de educación femenina que contemplaba entre otras cosas las compresas femeninas reutilizables, la copa vaginal y las esponjas marinas.

En casa tenemos un libro que nos gusta mucho, y que te recomiendo conocer si tienes niñas en casa porque puede ayudarte a hablar con ellas de estos temas, es El Tesoro de Lilith:

Y la cosa es que finalmente, y sin tapujos, aquí estamos, en un post muy amplio, dedicado a la menstruación y su sostenibilidad para todo aquel que quiera leerlo.

Matemáticas intuitivas de la menstruación

Podemos calcular que cada regla dura de media unos 4 días, aunque para muchas mujeres dura más. Tenemos aproximadamente 12 reglas al año, por lo tanto, menstruamos unos 48 días anuales aproximadamente. Así durante una media de 35 años de nuestras vidas, cada mes, así que podemos calcular que tenemos unas 420 menstruaciones aproximadamente a lo largo de nuestras vidas, obviando los meses en los que tal vez no tengamos la regla porque estamos embarazadas o amamantando.

Es decir, una mujer puede tener 1680 días de menstruación a lo largo de su vida. Y podemos calcular que en cada uno de estos ciclos, necesitamos entre 4 y 6 compresas o tampones al día.

¿Volvemos a multiplicar? Utilizaremos entre unos 6 mil y 10 mil tampones y/o compresas en nuestras vidas (o no, como veremos en este post). Estos son mis cálculos personales, hay quien eleva la cifra hasta 15 mil.

Ahora, imagínate todos los residuos de la higiene menstrual de tu vida en una montaña de basura. Imagínatelos con sus cajas, empaques, aplicadores, envoltorios. Con los salvaslips que tal vez usas los últimos días del período o más días aún. Y ahora, si es que puedes, multiplica esa montaña por los casi 2 mil millones de mujeres aproximadamente que menstruamos en el mundo en zonas urbanas. Exacto. Un desastre ambiental. En este vídeo estiman 13.699 toallas o compresas femeninas llegando a los vertederos por segundo. Y aún no hemos hablado de los materiales que pueden contener.

Menstruaciones ecológicas

Todos estos millones de menstruaciones son la cosa más natural del mundo y parte básica del secreto de la vida. Sin embargo, en los últimos cien años lo hemos convertido en una realidad terriblemente contaminante gracias a las compresas femeninas o toallas sanitarias, y los tampones desechables cuya invención aún hoy muchas recuerdan como algo liberador, y lo entiendo, pero no. Nos toca cambiar de paradigma también en esto. Y lo mejor es que hay alternativas, y vamos a pasar el resto de este post repasándolas:

Compresas y tampones orgánicos:

He usado productos desechables ecológicos de higiene íntima esporádicamente y hablaré de la marca que conozco, que creo que es la de referencia: Natracare. Un proyecto interesante y por lo que se puede ver en su página web, también con corazón. Valoremos ventanas y desventajas.

Ventajas:
  • Las compresas y tampones desechables ecológicos son menos contaminantes en su producción y te ayudan a tener una vida sin plástico (no involucran materiales derivados del petróleo en general).
  • Son producidos con algodón orgánico, además de celulosa y almidón para las partes impermeables, envoltorios, etc.
  • No se utiliza cloro para el blanqueado.
  • Como no contienen todas las sustancias tóxicas asociadas a lo todo lo anterior, son más sanos.
  • No llevan perfumes, lo que evita olores desagradables.
  • El material es un menos agresivo con la piel que el de las tradicionales.
  • Son biodegradables y compostables, lo que quiere decir que también son menos problemáticos una vez los usamos y desechamos. He consultado a Esther Casanovas, de Picarona Blog, y me confirma que no habría problemas en compostarlos.
  • Sólo haces un "pequeño gasto" en cada menstruación, sin invertir para mucho tiempo de golpe.
  • Lo usas y básicamente lo tiras y te olvidas... ¿realmente?
Desventajas:
  • Lo usas, lo tiras y, si has leído este post, tal vez luego no lo olvidas. 😉
  • Son más acartonadas que las convencionales.
  • Se trata de un producto industrial, que requiere explotación de recursos, uso de energía y transporte para ser utilizado durante unas 5 horas, probablemente menos. No tengo cómo calcular su huella ecológica pero sí cómo imaginarla.
  • La montaña de residuos que produciremos será exactamente igual de inmensa salvo que lo compostemos en casa.
  • Dudo mucho que pueda ser vertido en el contenedor de residuos orgánicos de la comunidad -en caso de que exista-, por una simple razón: quien trate estos residuos no tiene cómo saber si son biodegradables o no. Lo he consultado al ayuntamiento de Barcelona y de momento no me han respondido.
  • En caso de que lo pretendamos compostar en casa, también nos recuerda Esther Casanovas, que el algodón tardará en descomponerse. Además hay que tener en cuenta que hablamos de unas 16 compresas / tampones en unos cuatro o cinco días. Van a tener una presencia importante en tu compostador y para que el proceso tenga lugar correctamente, hay que ir volteando la pila con regularidad. Puede que no te apetezca estar exhibiendo así tus intimidades en descomposición.
  • Igual que los productos de higiene íntima desechables convencionales, te obliga a gastar mes a mes durante gran parte de tu vida.
  • Cuestan más dinero que las compresas y tampones convencionales (más del doble, pero hay que tomar en cuenta el coste ambiental de las cosas).

No sé tú, pero aunque creo que siempre serán una opción mejor que las tradicionales, por el menor impacto en su producción y desecho, me parece que no solucionan el problema. Cambiar las convencionales por compresas y tampones ecológicos desechables es un paso la dirección correcta, pero absolutamente insuficiente.

Copa menstrual:

A pesar de que he leído por ahí que se inventó por los mismos tiempos que los tampones y que en los últimos años ha ido ganando cada vez más popularidad, aún sigue siendo un producto revolucionario. La copa vaginal es un dispositivo de silicona médica (o este es el que te recomiendo utilizar) en forma de copa -¡ya te lo habrás imaginado!- que se inserta dentro de la vagina de manera similar que un tampón. Pero en lugar de estar hecho de un material que absorbe la sangre, la recoge como buena copa y la contiene en su interior hasta que tú la vacías. Yo compré mi primera copa vaginal hace 9 años, por Internet y sin nadie cerca que la conociera, y sentí que descubría el mundo. Todo mi apoyo eran los foros online y recuerdo que estaba llena de preguntas. Así que, rapidito para no extenderme demasiado, algunas aclaraciones previas:

  • Su material flexible se adapta perfectamente a las paredes de tu vagina haciendo una suerte de vacío y esto normalmente garantiza que no haya pérdidas ni otros accidentes. Para mí esto es casi sagrado y cuando he tenido alguna pérdida, no ha pasado de una pequeña mancha en la ropa interior.
  • Puedes dormir, nadar, saltar con la copa menstrual sin problemas.
  • Si está bien colocada, no deberías ni sentirla. Mucho menos molestar.
  • Para colocarla, debes enrollarla sobre sí misma, lo que reduce su diámetro, para que puedas insertarla fácilmente. Este post te explican cómo ponerla, quitarla y también cómo cuidarla.
  • No duele.
  • No puede perderse en el interior de tu vagina (¡anatomía básica!) y no, no es antihigiénico. Ya profundizaremos al ver ventajas y desventajas.
Ventajas:
  • Cuando me quité por primera vez la copa menstrual, no podía creer lo que veía. El simple hecho de ver tu sangre como realmente es, sin que esté empapando un producto industrial, es como una reconciliación con la propia esencia de tu femineidad. Y entiendes perfectamente que, no, la regla no tiene nada de escatológico ni desagradable. Es parte de ti.
  • Enseguida se te revela otra cosa mágica: tu regla libre de los perfumes absurdos de los productos industriales tiene un olor suave, agradable, un tanto metálico y también dulce. En cierta forma también descubres que toda tu vida te han estado engañando sobre algo que te define. Yo he llegado a la conclusión de la que sangre, al estar en contacto con el tampón o la compresa convencional y lo que contienen estos, comienza a descomponerse más rápido. ¿O harán algo para que huelan así y tengas que cambiarte antes?
  • La tercera revelación es trascendente: viertes el contenido de tu copa en el bidet, el inodoro o donde sea y, ¡tatán! se va con el agua sin dejar más residuos en tu casa. No hay basura, no hay malos olores de los cuales deshacerte, no hay rastros que no desaparezcan con pasar un paño en caso de accidente.
  • Puede durar 10 años y más, y doy fe de ello. Yo compré una segunda copa sólo porque perdí la primera en una maleta (que luego reapareció). Las dos marcas que uso son Mooncup e Iris Cup, y son casi idénticas en cuanto a forma y tamaño.
  • Tienes que hacer una pequeña inversión, pero realmente muy pequeña, por debajo de los 30 euros.
  • Al ser de silicona médica, la copa menstrual no causa irritaciones ni altera la mucosa vaginal.
  • No está asociada al síndrome de shock tóxico.
  • Es más discreta que el tampón (no hay hilo).
  • Tiene mayor capacidad que un tampón. Normalmente no tendrás que vaciarla más de 3 veces al día.
Desventajas:
  • Vaciarla en un baño público no es lo más cómodo del mundo pero puedes llevar en tu bolso una botella de agua y algún producto para lavarte las manos antes de entrar al lavabo y después. Cuando te haga falta, vacías la copa, la enjuagas con un poco de agua y vuelves a colocarla. Ya la limpiarás a fondo en casa. De hecho, tampoco pasa nada porque te la vuelvas a poner directamente después de vaciarla alguna vez.
  • Si sufres de dolores menstruales fuertes, puede que no sea lo más indicado. Muchas dicen que no tiene nada que ver y supongo que depende de cada quien, pero yo personalmente la evito cuando tengo una regla muy "malvada" y he visto que Anna Salvia está de acuerdo conmigo en esto y, por cierto, aquí te da cinco consejos para llevar mejor los dolores menstruales. Yo he tomado nota a ver si mis reglas vuelven a mejorar.
  • Puede que te dé aprensión la sangre, incluso si es la tuya propia, pero es cuestión de un cambio de chip.
  • A algunas personas les cuesta acostumbrarse, sobre todo aprender a colocarla y quitarla, pero después de hacerlo varias veces, normalmente ya está.
  • Si tienes un prolapso avanzado, puede que no te vaya bien. De hecho alguna marca la desaconseja para estos casos directamente, aunque otras ofrecen una versión más corta para este problema. Si sufres de prolapso, te recomiendo consultar con un fisioterapeuta especializado que pueda ver tu caso en particular.

A mí no se me ocurren más desventajas de la copa menstrual. Durante un año y medio trabajé en una tienda de productos ecológicos y la verdad es que creo que el 99% de las clientes estaban muy felices y agradecidas por el cambio que había significado en sus vidas. Sin embargo, hay quien no está de acuerdo. Te dejo un post de alguien que se ve que odió a muerte la copa vaginal y la caricaturiza al máximo, para que no digas que sólo doy un punto de vista, pero también este de Cualquier Cosita es Cariño, que responde 20 dudas sobre el uso de la copa menstrual.

Compresas de tela:

No te cierres a la idea, por favor. Lo digo yo, que hace nada no me veía ni de milagro lavando compresas a mano, pues me ha sorprendido gratamente lo cómodas y fáciles de lavar que son. Si eres de las que no se atreven con la copa menstrual (hay quien no es capaz de usar ni tampones) las compresas femeninas reutilizables puede ser una solución para ti. Yo tenía mucha curiosidad por probarlas -y confieso que también mucho escepticismo- y gracias a Maripuri Tijeritas ahora soy la feliz propietaria de mi primera compresa de tela, que no será última. Como verás, no se parece en nada a usar las antiguas compresas o toallas de tela (que yo no llegué a conocer, porque eso en mi familia no se usaba cuando yo era niña, pero me han contado). Ahora están hechas en telas lindas y amables al tacto, con "alas" para evitar accidentes con tu menstruación y con materiales súper absorbentes para poder tener un producto fino y cómodo de llevar.

Ventajas:

  • La suavidad. Son realmente una caricia a la piel.
  • Si escoges bien (y eso espero), estarás usando sólo tejidos ecológicos y libres de tintes tóxicos.
  • Ya lo he comentado antes. Al ser de algodón y muy finas, resultan muy cómodas. Se notan mucho menos que las comerciales desechables.
  • Repito, ¡pueden ser muy bonitas!
  • No se manchan y no es porque la tela sea mágica. Resulta que el secreto para sacar manchas de tela es muy simple: lavar con agua fría. El agua caliente fija la mancha mientras el agua fría la limpia sin problemas (y una venga a lavar las braguitas con agua que quema).
  • No tienen olor. ¡ole! Insisto. El olor desagradable de una compresa usada es el olor desagradable de una compresa llena de químicos y sangre.
  • Son muy absorbentes, al menos las de Maripuri Tijeritas. Yo las puedo usar por más de 4 horas.
  • Son una opción perfecta si sufres de dolores menstruales y necesitas "que nada te toque". Soy fan de las copas vaginales, pero tengo reglas mucho más dolorosas en los últimos tiempos, supongo que son cambios hormonales, y a veces siento que todo me molesta. Para estos días, una compresa de tela es como una forma de mimarme a mí misma.
  • Representan un ahorro importante frente a las compresas y tampones de toda la vida, y ni se diga si comparamos con los ecológicos desechables.

Desventajas

  • Ni la tiras en la papelera y te olvidas (si puedes), ni la vacías en el agua y la lavas en un minuto. Esto hay que lavarlo a conciencia. Lo mejor es tener un pequeño cubo lleno de agua fría, lavarla al momento o remojarla durante una hora para que la sangre seca se empape y luego lavar bien, ya sea a mano o en la lavadora. Pero de verdad que no es difícil hacerlo.
  • Si la usas en la calle y te toca cambiarte, tendrás que cargar con ella. La misma Maripuri nos aconseja guardar la compresa en un sobre o bolsita impermeable. Comenta que si encuentras un baño con lavabo dentro, también se puede aclarar y así facilitará el trabajo luego en casa pero a mí esto me parece más engorroso.
  • No te sirve para nadar y puede ser incómoda (como cualquier compresa femenina) para ciertos deportes. Claro que siempre puedes combinar con la copa.
  • Puede que no se ajuste de la mejor manera a todas tus braguitas, pero es cosa de saber cuáles son las que van mejor.
  • Al no tener el adhesivo de las desechables, tienes que tener más cuidado para que la compresa lavable se mantenga en su sitio, pero es muy estable si la usas con la ropa interior adecuada.
  • Para poner usar sólo compresas de tela tienes que hacer una inversión mayor que con la copa menstrual.

Para mí, tanto en las compresas lavables como en la copa, las ventajas superan con creces a las desventajas, pero sólo tú podrás decidir qué es mejor para ti. Y bueno, este post ya es obscenamente largo, pero antes de despedirme te invito a conocer, si no sabes de qué te hablo, otra opción extremadamente sostenible y maravillosa: el sangrado libre. Escribir este post me ha ayudado a recordarlo y tenerlo presente. Y no, no hablamos de ir con una mancha de sangre por el mundo, sino de controlar tu útero al punto de ser capaz realmente de no llevar ninguna protección, y vaciarlo en el lavabo tal como vacías tu vejiga al orinar.

Sé que me dejo mil cosas en el tintero sobre el uso de las copas menstruales o las compresas lavables. Si tienes dudas, ¡aquí estoy! Y cuéntame, ¿te ha gustado este post y no quieres perderte los próximos? Suscríbete al blog usando este formulario y recibirás un email semanal con las novedades de La Ecocosmopolita. 🙂

Y ahora así, ¡hasta la próxima!

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