Se ha dado el caso, de algunos que han muerto en la miseria, teniendo debajo de su colchón grandes fajos de billetes, que al final, no les han servido para nada, salvo para hacer más mullida la cama.
Son muchos, los que saben como ganar dinero, pero son menos, los que tienen el conocimiento necesario para saber gastarlo y sobre todo para disfrutarlo, ya que son tan sumamente avaros, que les duele desprenderse tan solo de una de sus relucientes monedas (los hay, que incluso les dan brillo, y se quedan como bobos mirándolas horas y horas) cuando la verdad es que poseen cientos de miles de ellas.
En la boca solamente hay que meter lo que se puede masticar, en caso contrario siempre se corre el riesgo de atragantarse.
Fran Laviada