Mentiras

Publicado el 12 julio 2022 por Salva Colecha @salcofa

Igual va a ser eso de los calores que ya empiezan a reblandecer el cerebro y hacen que se te iluminen lucecitas raras o puede que me esté volviendo un poco Neo en Matrix – no estaría nada mal, la verdad- pero el caso es que, sin venir a cuento, me ha venido a la cabeza cuando mi padre me decía aquello que dicen de vez en cuando los padres “La vida es una mentira, hijo mío”, entre eso y que en la App de música de turno me ha salido Dani Martín cantando La mentira me ha dado por pensar sobre ello y va a ser que razón no les falta

Cuando éramos críos nuestros mayores nos contaban algo sobre los Reyes Magos o el Ratón Perez. Siempre inventaban algo para hacernos un poco más digerible la realidad, ya sabes, salvando las distancias, como hace Guido Orefice para proteger a su hijo de la barbarie sin nombre en La vida es bella. Así pasamos lo que recordamos en la mayoría de los casos como la etapa más dulce de nuestra vida, protegidos de la realidad. Pero poco a poco vamos madurando y despertando, pensando que vamos desenmascarando las mentiras, creyéndonos capacitados para contar las nuestras a los críos y cerrando el circulo, sin darnos cuenta de que igual, las peores de las mentiras se quedan sin descubrir.

Damos por verdad todo lo que también puede ser una trola, pero como se ajusta a lo que queremos, adelante. Pueden ser mentiras políticas, históricas, religiosas, sobre grupos de personas, razas, lo que sea. Nos las creemos tanto que acaban siendo parte de nosotros sin que nos demos cuenta de que alguien nos las ha metido tan profundo que llegan a nuestra alma. Pensar que eso puede ser otra patraña más nos desestabilizaría tanto que mejor ni nos lo planteamos, mejor seguir aborregados.¿Verdad?

Nos mienten cuando nos hablan de democracia, de economía, de política, de religión o hasta de ecología o cuando te dicen que una norma está escrita, no se puede cambiar y descubres que ellos las cambian de la noche a la mañana, igualito que el cerdito Napoleón y los suyos en “Rebelión en la Granja”. Nos cuentan las noticias a su gusto, como hacía tu abuelo cuando te caía un diente y venía Pérez, intentando esconder la baraja marcada con pactos, entrevistas, y cambalaches de todo tipo con los lacayos de las élites vestidos de policías o periodistas que en público se sacan los hiladillos y en privado se van de cañas Todo para intentar que no descubramos la verdad porque si lo hacemos acabará su poder y ya no podrán mantenernos en un estado de zombificación en el que pueden hacer de nosotros cualquier cosa. Harán lo que sea para que siga la función. ¿Acabará alguna vez esto?