Llevo muchos años buscando la verdad. La verdad así a secas. Suena como algo inalcanzable.
Pero surcando los caminos que nos puedan llevar a una respuesta sobre la verdad, me he encontrado con la mentira.
La mentira es como el aceite y la sal en una ensalada que muchas personas añaden el vinagre para que consiga un toque necesario para que les guste.
El vinagre es como la mentira a la verdad. Es un aditivo que encubre sabores más primarios de la ensalada.
La verdad necesita tener mentiras que acompañen en su recorrido son como los aderezos que se pueden añadir a la ensalada de la vida.
La ensalada de la vida está compuesta de muchas y variadas formas de presentaciones ante los demás.
Unos aprobarán sin remilgos lo que les mostremos y otros nos acribillarán a preguntas que muchas veces no sabremos contestar. Es muy posible que los aderezos que acompañamos a esas respuestas no les gusten, no saben apreciar esas mentiras que ponemos en nuestras vidas.
No queremos ver que nuestras vidas están compuestas de mentiras de la verdad.