Este país es un total desastre. Resulta que, sin salir del régimen del 78, hemos pasado del gobierno de un partido, el PP que robó a manos llenas hasta darle un inmenso recorte al PIB anual, batiendo todos los récords europeos de corrupción y siendo el único en toda Europa en que no solo se condenó a una larga lista de sus miembros sino al propio partido por delito económico, a otro gobierno que tiene todos los adjetivos negativos empezando por su presidente: ineficaz, mentiroso, irresponsable, y recientemente farsante porque no he encontrado un calificativo peor.
Lo de farsante porque no he encontrado un calificativo peor es debido a la última demostración de indecencia del gobierno socialista. Cuando desde la Generalitat de Catalunya le pidieron establecer el confinamiento total Pedro el Mentiras ni se dignó contestar, pero al final no le quedó más remedio que hacerlo, pero los idiotas no aprenden de sus errores y ha establecido la fecha del lunes 13 para acabar con el confinamiento total y permitir que las empresas y autónomos no indispensables vuelvan al trabajo, y una vez más la Generalitat le ha pedido prorrogar el total confinamiento por lo menos una semana más y tampoco se ha dignado darles respuesta. Hasta aquí, aparte estupidez e ineficacia, demuestra irresponsabilidad y por supuesto su principal característica: la mentira, porque en su último discurso en el Congreso afirmó con toda rotundidad que todas sus decisiones se basaban en las recomendaciones del grupo de asesores científicos y después se ha sabido que no les había ni tan solo contactado.
Pero lo peor, lo mucho peor, estaba en camino porque el sábado 11 el gobierno socialista decidió por decreto-Ley, que se publicará en el BOE del lunes 13, que, en base a unas normas que establecen lo que las empresas deben hacer para proteger del contagio a sus empleados, si los trabajadores de empresas y autónomos no indispensables que finalizan el lunes su confinamiento y vuelven al trabajo resultan infectados por el virus, se podrán exigir responsabilidades a la empresa o autónomo en que trabajen. Es decir, el irresponsable es Pedro el Mentiras y su desastroso gobierno, pero las consecuencias de su irresponsabilidad las pagará otro que no tiene culpa alguna.
Aparte que en el diccionario de la lengua no hay insulto lo suficientemente duro para calificar esta inmensa mezquindad, de aplicarse es seguro que provocará cientos de demandas contra el gobierno por traspasar su evidente responsabilidad a quien no la tiene.