Hechas las presentaciones ("Guisantito, ésta es Alicia; Alicia, éste es Guisantito") he pasado a descubrirle al pequeño cuáles son los rasgos característicos de este peculiar personaje de la literatura universal. Unos rasgos serán físicos (su delantal, sus mejillas sonrojadas, sus zapatitos de niña buena, las puntillitas del vestido, el pelo con grandes ondas...) y otros nos identificará a Alicia en toda su autenticidad (curiosidad, orgullo, arrojo, independencia). Cada cual, además, poseerá su propia visión de esta niña y caerá en descripciones más o menos surrealistas (psicológicas, tremendistas...) de su historia. Yo, faltaría más, tengo la mía propia y de seguro que le he trasladado a Guisantito, en forma martiana, mi imagen de esta famosa niña que, persiguiendo a un conejo, acabó en un mundo maravilloso. Nos encontramos ante una adaptación de Parramón con extraordinarias ilustraciones de Roberto Maján y maquetación de Alehop. Quizá el tratamiento visual de la historia sea lo que más va a sorprender al lector que ya conozca otras representaciones de la historia (en forma de libro ilustrado o en versión cinematográfica). Un curioso enfoque cromático lo envuelve todo: la elección tricolor de Roberto Maján unifica y abandera esta edición, arropando las aventuras con un sigiloso aire mágico. El cian (cyan o zyan para los amigos) adquiere un aroma de entresueños cuando se acompaña del plata escogido para estas páginas. Este brillante gris llamará la atención de todos los niños. No olviden jugar con la luz meneando el libro de acá para allá; es extraordinario comprobar cómo cambia todo el escenario dependiendo de cómo el brillo se oscurezca o no. El color negro, por último, permite cerrar el conjunto sin caer en la mera composición de contornos: los tres colores cobran vida propia, ninguno es más que otro. El candor que surge en un inicio del contraste del trío plata, negro y cian se va conviertiendo tras la dictadura absoluta de las páginas en un universo cerrado, único y tremendamente especial; ideal para regalarnos un entorno propio y ajeno, onírico pero real, al menos ante los ojos del recuerdo. Aunque encontremos el texto original recortado (de otra manera no podríamos contar con este precioso álbum ilustrado) la selección de las aventuras de la pequeña Alicia nos ofrece una significativa perspectiva de la historia completa de Leweis Carroll. Nadie echará de menos, por tanto, al conejito con reloj de bolsillo ni a la cruel y poderosa Reina de Corazones. No hay espacio para conocer en profundidad al Gato de Chesire ni al Sombrerero Loco, pero su presencia en las ilustraciones podrá servir a lector guisante para agrandar la lectura, multiplicar las letras y narrarle, desde su propio recuerdo, otras aventuras de Alicia. Una monería muy recomendable. Susurros sonoros aportados por Mastretta (con Gema Corredero) en El último habitante del planeta.
__________________________________Alicia en el país de las Maravillas Lewis Carroll y Roberto Maján Parramón, 2010