Mercachifle

Publicado el 08 junio 2013 por Crysolidan
Sugerida por... F. de Miguel.
1. Buhonero.2. Mercader de poca importancia.
Amigos, nuestra voz del día proviene de la suma de los términos mercar y chifle. Por un lado, mercar, es un verbo transitivo del latín mercāri, "comprar", y describe la acción de adquirir algo por dinero. Por el otro, chifle -silbato- es un sustantivo derivado del verbo chiflar, que a su vez hunde sus raíces en el latín sifilāre...
...Así pues, siguiendo el hilo etimológico que os hemos presentado un mercachifle bien podría ser un comerciante de silbatos y otros artículos banales... Así lo describe el DRAE en sus dos acepciones, equiparándole en la primera al buhonero, hombre que vende buhonerías, esto es, un conjunto de chucherías y baratijas de poca monta, como botones, agujas, cintas, peines...
Nuestro custodio F. de Miguel al proponernos la palabra nos comenta con acierto: "Sería bueno actualizar esta palabra y darle un significado actual para los mercachifles que venden baratijas financieras a precio de oro, engañando..." ;-)
En cualquier caso, hoy os presentamos dos ejemplos para contextualizar la palabra; el primero perteneciente a la obra La curandera de Medellín, del escritor español Luis Chamizo Trigueros (1894-1945):
"...Ya tornan los jinetes, al paso castellano,mostrando en sus arzones las piltrafas sangrientas.Mercachifles rumbososles brindan chirrichoflas y dulzainas caseras.
Ansiedad, cuchicheos;redoblantes, trompetas...¡Silencio! El pregonerova a fallar la contienda..."
Y el segundo de Julio Herrera y Reissig (1875-1910, poeta y dramaturgo uruguayo), perteneciente a su hermoso poema Bostezo de luz:
"Cien fugas de agua viva rezan a la discretaventura de los campos sin lábaro y sin tronos.El incienso sulfúrico que arde por los abonos,se hermana a los salobres yodos de la caleta...
Con sus densos perfiles y sus abruptos conos,a lo lejos, la abstracta serranía concretauna como dormida tormenta violetaque el crepúsculo prisma de enigmáticos tonos.
Silencio. Un gran silencio que anestesia y que embruja,y una supersticiosa soledad de Cartuja.Ripian en la plazuela, sobre el único banco,
el señor del Castillo con su galgo y su rifle...Y allá en la carretera, que abre un bostezo blanco,se duerme la tartana lerda del mercachifle."
¡Hasta la próxima transacción en este oceáno de letras y corazón! ;-).