Mercado de Chichicastenango. Guatemala

Por Javier Cabral
De todo, para las tres cosas que hay en la vida


Llegamos a Chichicastenango para visitar el famoso mercado, del que dicen: el más grande de Centroamérica.
El nombre tan largo y sonoro tiene dos partes, la primera "chichicas" está relacionada con una planta tipo zarza, utilizada en cercas. La segunda parte: “tenango” significa “lugar de”. Hay muchas ciudades que la tienen como parte del nombre, por ejemplo Quetzaltenango, es "lugar del quetzal", que es el pájaro nacional.

Ojo. Nuestro guía chofer nos alertó que, por la cantidad de gente no es recomendable llevar nada vistoso, joyas o cualquier objeto que pueda llamar la atención de los descuidistas. 


Un poco en guardia, sin documentos, con dinero en efectivo en un bolsillo con cierre y la de reglamento… la cámara, nos internamos entre las numerosas tiendas del laberinto de calles donde se puede encontrar de todo. Destacamos que no tuvimos ningún conveniente con la seguridad en nuestro recorrido, todos amables y buena onda. Como siempre, la cuestión es no facilitar.
Sin rumbo fijo, nos abrimos paso entre toldos y vendedores ambulantes que ofrecen tejidos típicos, pomadas que curan desde algún forúnculo en algún lugar vergonzoso hasta el malhumor de los lunes por la mañana, etc, etc. 
También hay una variada oferta de adivinos que en resumen ofrecen conseguir las tres cosas que hay en la vida, según aquella antigua canción: salud, dinero y amor. Lo original que escuchamos es lo concreto del ofrecimiento: “progreso económico en los Estados Unidos”. Esto tiene que ver con los miles de guatemaltecos que van a trabajar más al norte, quienes después de unos años se construyen grandes casas en poblados muy humildes.Compras. Y sí, lo de "no nos dejes caer en la tentación..." no se dio y caímos en el consumismo... compramos de todo, unas máscaras de barro con rostros mayas, manteles, individuales para todos los familiares, camisas blancas de algodón, cinto con dibujos, etc, etc. No estaba previsto pero en comer, rascar y comprar todo es cuestión de empezar.Ojo, como en todo mercado no hay que comprar de los primeros puestos, pues a medida que uno camina los precios van bajando. “Cuánto quiere pagar, acá no es como en el shopping”, “diga su precio” son las cantinelas que uno escucha al paso. 

No se sorprenda que algún producto que le ofrecen por 400, luego vaya rebajando hasta 100. Es para compradores pacientes.Algunas usan trucos como: “Usted al bajar del bus me prometió comprar algo”, “Si me compra le doy la bendición”, etc. Como no me bajé de ningún bus, no le compré y supongo que la segunda me dio lo contrario, pero seguimos en camino.

A pocas cuadras del mercado está el cementerio, muy llamativo por sus vivos colores.

No sé bien la razón, pero me encantan los mercados donde uno encuentra todo lo conocido y también puede llegar a sorprenderse con las características locales. Uno puede andar libremente, conversando con los vendedores de los puestos o con los chicos que venden algunos productos. Por todo ello, la visita a Chichicastenango resultó muy gratificante.Así que ya sabe si necesita algo para la salud, el dinero o el amor… Chichicastenango le espera

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