Menos de 24 horas para que acabe la precampaña electoral y comience oficialmente la campaña electoral, con la tradicional pegada de carteles. Como si de un mercadillo se tratara, todos los partidos intentarán convencernos de que su producto es el mejor. Lo que resulta curioso es lo que ha durado la precampaña. Fíjense empezamos con las elecciones autonómicas y municipales de mayo; luego un Zapatero resacoso anunció las elecciones generales y la puesta en marcha de toda la maquinaria electoral y, en Andalucía, todavía hasta el año que viene seguirán escuchando el “puedo prometer y prometo”. Ayer se hicieron públicos los temas del debate entre Rajoy y Rubalcaba que será moderado por Manuel Campo Vidal. Se dividirá en dos partes: la primera tratará sobre economía y empleo; y la segunda sobre política social, democracia y política exterior. Yo sinceramente no encuentro diferencias porque de la degradación de la economía se ha producido un empeoramiento de las condiciones de trabajo, el aumento de paro ha condicionado todas las políticas sociales y un aumento del gasto público que, como un muelle, han llegado a un déficit tal que rápidamente debe contraerse con el riesgo de poner en peligro el estado del bienestar votado democráticamente en la constitución española, que fue reformada por el parlamento -sin referéndum- condicionada por las exigencias europeas. Si en España, los partidos apelan a los ciudadanos para que democráticamente elijan la salida de la crisis, el presidente griego, Papandreu, ha puesto en la UVI la estabilidad del euro porque ha propuesto un referéndum para que democráticamente los griegos decidan sobre el segundo rescate propuesto por la Unión Europea. Merkel y Sarkozy ya le han llamado a capítulo y a lo mejor democráticamente le retiran el rescate por promover la desconfianza y hundir un poco más a Italia y España. Lo que no es normal es que Papandreu cambie la jugada en mitad de la partida porque crea un desconcierto general. Si Grecia saliera del euro, su situación sería de quiebra trágica porque nadie le refinanciaría la deuda; y si diera su respaldo al euro y a los recortes de Papandreu habrán causado un huracán grave que puede haberse llevado por delante a Italia o a España. La espada de Damocles, de momento, deja al euro en cuarentena con riesgo de contagio.
Menos de 24 horas para que acabe la precampaña electoral y comience oficialmente la campaña electoral, con la tradicional pegada de carteles. Como si de un mercadillo se tratara, todos los partidos intentarán convencernos de que su producto es el mejor. Lo que resulta curioso es lo que ha durado la precampaña. Fíjense empezamos con las elecciones autonómicas y municipales de mayo; luego un Zapatero resacoso anunció las elecciones generales y la puesta en marcha de toda la maquinaria electoral y, en Andalucía, todavía hasta el año que viene seguirán escuchando el “puedo prometer y prometo”. Ayer se hicieron públicos los temas del debate entre Rajoy y Rubalcaba que será moderado por Manuel Campo Vidal. Se dividirá en dos partes: la primera tratará sobre economía y empleo; y la segunda sobre política social, democracia y política exterior. Yo sinceramente no encuentro diferencias porque de la degradación de la economía se ha producido un empeoramiento de las condiciones de trabajo, el aumento de paro ha condicionado todas las políticas sociales y un aumento del gasto público que, como un muelle, han llegado a un déficit tal que rápidamente debe contraerse con el riesgo de poner en peligro el estado del bienestar votado democráticamente en la constitución española, que fue reformada por el parlamento -sin referéndum- condicionada por las exigencias europeas. Si en España, los partidos apelan a los ciudadanos para que democráticamente elijan la salida de la crisis, el presidente griego, Papandreu, ha puesto en la UVI la estabilidad del euro porque ha propuesto un referéndum para que democráticamente los griegos decidan sobre el segundo rescate propuesto por la Unión Europea. Merkel y Sarkozy ya le han llamado a capítulo y a lo mejor democráticamente le retiran el rescate por promover la desconfianza y hundir un poco más a Italia y España. Lo que no es normal es que Papandreu cambie la jugada en mitad de la partida porque crea un desconcierto general. Si Grecia saliera del euro, su situación sería de quiebra trágica porque nadie le refinanciaría la deuda; y si diera su respaldo al euro y a los recortes de Papandreu habrán causado un huracán grave que puede haberse llevado por delante a Italia o a España. La espada de Damocles, de momento, deja al euro en cuarentena con riesgo de contagio.