Mercedes Sosa: la voz de Latinoamérica 10/06/2013
Posted by María Bertoni in Cine.trackback
Mercedes S
Quizás lo primero que conmueve es el detalle de que el guía de este recorrido biográfico es el hijo de Mercedes, Fabián Matus (en este sentido, existe cierto punto de contacto con el retrato que Stéphanie Argerich hizo de su madre Martha, y que presentó en la última edición del BAFICI). El parecido físico con ‘La Negra’, la mirada humedecida ante la evocación de ciertos recuerdos, el fondito de tonada tucumana en una voz que acompaña apenas el testimonio de los entrevistados abren paso a la promesa de reencuentro.
También moviliza la alusión al contexto nacional que acompaña la vida de Sosa: su nacimiento y crecimiento artísticos en la provincia que explota la caña; sus años de exilio a partir de la amenaza de muerte con firma de la Triple A; su regreso a la Argentina cuando las botas militares todavía pisaban fuerte; su conversión en inmensa artista popular, impulsora de jóvenes talentos, en tiempos de restauración democrática. Las dificultades que sorteó Mercedes duelen tanto como los años oscuros que nuestra sociedad debió transitar.
Sin dudas, la banda de sonido es otro gran componente de este trabajo. Entre las canciones elegidas, “La soledad” de Milanés, “Antiguo dueño de las flechas” de César Félix Luna, “Volver a los 17″ de Violeta Parra, “Cuando tenga la tierra” de Daniel Toro, “Como un pájaro libre” de Aleja Gleijer recrean parte de una carrera signada por el compromiso popular y la diversidad de géneros y autores. De paso cada fragmento es una oportunidad para volver a sucumbir ante la voz de toda un región, tal como anuncia el título de la película.
El péndulo de un reloj de pared heredado marca el ritmo de un sentido homenaje que por suerte no es sinónimo de endiosamiento. Los avatares de una vida sentimental sufrida, la lucha contra el pánico escénico, la incomprensión ante la persecución política, la pena en el exilio, la convivencia con una depresión galopante también forman parte del esfuerzo de reconstrucción de una figura inconmensurable. Milagro: aún después de la hora y media que dura el film, Mercedes Sosa sigue entre nosotros y nos pide volver a escucharla, probablemente para quedarse un rato más.
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