Merendando con Jane Austen

Por Nenaproblemas @elisabetgimeno
"Es una verdad reconocida universalmente que a todo hombre soltero que posee una gran fortuna le hace falta una esposa." Tarde o temprano tenía que empezar con la primera frase de Orgullo y prejuicio y hoy es el día perfecto. Sin embargo, ni voy a hablar de esta novela ni de la crítica a la sociedad del momento que hace su autora. Hoy saldrá varias veces el nombre de Jane Austen y también el de Emily Brontë, pero de una manera que seguramente ellas jamás imaginaron.De tanto nadar el otro día volví con mucho hambre de la playa, como siempre. Por mis padres sabía que en la calle Petritxol habían abierto una tienda de pasteles en la que venden un cupcake que se llama "Jane Austen", escritora que me gusta mucho. Así que, aunque no soy muy dulcera, decidí que era un buen día para probarlo y, ya de paso, escribir una reseña para La Cocina de Sariqui, el blog de mi amiga Sara.

The Cake's Garden

Cuando llegué a la tienda me recibieron Jane Austen, Shirley Temple y Andy Warhol, entre otros. Todo esto porque en The Cake's Garden casi todos los cupcakes tienen nombre y apellido. De modo que tendría que inventarme el criterio que seguiría para elegir al personaje ilustre que, junto a Jane Austen, me llevaría a casa. Al final me salió la filóloga que llevo dentro y me decidí por Emily Brontë. De esta manera a lo mejor se me pegaba algo...Con mis dos pilares de la literatura inglesa bien empaquetados salí de la tienda. Cerca ya de la  Catedral oí un movimiento sospechoso dentro de la bolsa y la abrí. La señorita Austen había resultado ser inquieta y se había caído hacia un lado. Con el calor que hacía el buttercream de la decoración empezaba a peligrar y mucho. Ya en el coche fue peor porque, mientras Emily Brontë aguantaba bien el viaje y no se descocaba, Jane Austen no paraba de chocar contra el envoltorio. Al final no me quedó otra solución que sacarla del paquete y llevar en la mano a un cupcake con un afán de protagonismo que nada tiene que ver con el carácter modesto de la escritora que le da nombre. Así que, excepto mi madre que no me miraba por el ataque de risa que podía darle, los ojos de todos los conductores iban de Jane Austen a mí y de mí a Jane Austen. Supongo que más de uno se pensaba que aquello era una cámara oculta. En realidad, por cosas como esta mi madre me llama desde pequeña "la niña problemas" y, a estas alturas, yo ya acepto que en mi karma va incluido un generador de anécdotas como la de hoy.

Emily Brontë y Jane Austen

Cuando llegamos a la avenida en la que vivo escondí en su paquete a Jane (a estas alturas alguna confianza digo yo que me puedo tomar). Corría el riesgo de que se estropeara, pero tampoco iba a dejar que me colgaran la etiqueta de "excéntrica" por culpa de un cupcake. Ya en casa comprobamos el estado de las dos. Emily estaba impecable y Jane solo un poco despeinada por un lado. Les hice las fotos para el blog y las disfrutamos con un rico té (of course).Con unos cupcakes tan buenos me resultó muy fácil escribir mi recomendación (leedla aquí). En cuanto a la mejora de mi talento narrativo, a lo mejor se me ha contagiado algo de estas dos geniales escritoras y voy por el buen camino...