En este caso se trata de fresas y ¿que mejor que darles un toque de hierbabuena o de menta?, sin pasarte para que no predomine este sabor pero con lo suficiente para que te llegue un cierto sabor, un recuerdo de esta hierba en la boca cuando la pruebas, y que, a su vez, haga la mermelada más refrescante.
Como sabéis la mermelada es un delicado equilibrio entre el azúcar de la fruta, el que le añadimos, y la pectina (la que tiene la fruta y la que podemos añadirle al hacerla y que no es otra cosa que un agente espesante, gelificante), estos dos ingredientes en un medio ácido que lo puedes conseguir con un poco de limón.
Cada fruta tiene un contenido en pectina y se hará más rápida la mermelada cuanto más pectina tenga, en el caso de la fresa el nivel de pectina es medio, y respecto al azúcar yo he elegido ponerle sólo la mitad del peso de la fresa en azúcar. Sólo un apunte, la fruta menos madura tiene, en general, más alto contenido de pectina, por lo que una posibilidad es hacer la mermelada con una mezcla de fruta madura y de fruta que sólo ha empezado a madurar. Consejo: no usar fruta demasiado madura (esta tiene presente ácido péctico, derivado del pectínico, que impide la gelificación).
Pero no tienes que aprenderte todos esos términos para hacer una buena mermelada, simplemente elige una buena fruta, no demasiado madura, añádele zumo de limón y azúcar en una proporción que vaya desde la mitad del peso de la fruta que vas a usar al mismo peso, deja en reposo la fruta con el azúcar, dejando que este extraiga un almíbar de la fruta y luego deja que se gelifique al fuego (cuanto menos cocción necesites menos desvirtuarás la fruta).
Te cuento como he hecho yo la de fresas y hierbabuena.
INGREDIENTES:
2 k de fresas limpias y sin rabito 1 k azúcar El zumo de un limón Un ramo de hierbabuena.
MODO DE HACER:
1. Cortar un ramillete de unas 10-12 hojas de hierbabuena muy picadito. Reservar. 2. Hacer el zumo del limón, añadirlo a la hierbabuena y machacar las hojas de hierbabuena en este zumo de limón. 3. Cortar las fresas en pedazos, espolvorear el azúcar removiéndolo todo y verter el zumo de limón con la hierbabuena y dejar reposar durante un par de horas o más (en mi caso a veces lo hago por la noche y luego la mermelada al día siguiente). 4. Poner al fuego y mantenerlo a fuego medio removiendo de vez en cuando hasta que la mermelada haya cogido la textura deseada. Piensa que cuando enfría la mermelada engorda. Hay diferentes trucos para cogerle el punto, uno de ellos es poner un poco en un platito, meterlo en el congelador unos minutos hasta que enfríe y ver la textura. Otra sería ver en una cuchara si al pasar el dedo queda la huella dejada por este cuando enfría la mermelada... Una vez llegado a este punto toca embotar la mermelada, para ello: 1. Limpia y esteriliza los botes y las tapas que vayas a utilizar (para esto último hiervelos en agua) 2. Rellena los botes bien secos con la mermelada caliente dejando medio centímetro sin rellenar. 3. Ponles las tapas. Estas deben de estar un poco calientes (las puedes meter en agua caliente). 4. Darles la vuelta sobre un trapo y déjalos así un par de días. En ese momento si no se ha salido nada por la tapa les puedes volver a dar la vuelta y guardarlos hasta consumir en un sitio seco y fresco.
Disfruta de esta mermelada tan rica y con un sabor un poco diferente!
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