A mediados de 2009, Brandon Routh confirma el vencimiento del contrato que firmó para protagonizar una posible secuela de Superman regresa. Según las mismas fuentes, el joven galán asegura no estar interesado en continuar la saga que Bryan Singer inició sin alcanzar el éxito esperado.
Ese mismo año, Routh protagoniza Mesa para tres, comedia que como tantas otras apuesta a la gracia de un pobre diablo convertido en punto de algún oportunista manipulador. En este caso, son dos: la pareja aparentemente perfecta que conforman Jesse Bradford y Sophia Bush.
Si el victimizado Scott usara anteojos, los espectadores lo confundiríamos con Clark Kent. De hecho, ambos comparten la misma espalda encorvada, el mismo andar lento (a veces torpe), la misma timidez, la misma atracción por una chica en principio inconquistable (en la piel de Jennifer Morrison, que fue la discípula Allison Cameron del Dr. House).
Cuesta ver Mesa para tres hasta el final. Algunos espíritus supersticiosos creemos reconocer en la película del ignoto Michael Samonek el indicio de otro ocaso atribuible a la maldición de Superman.