Mesón Sacristía, Puebla y tarde de vino mexicano

Por Verónica Marmolejo
 
Qué gusto regresar a un hotel tan agradable como Mesón Sacristía. Ahora pasé tan sólo una noche ahí y confieso que me quedé con ganas de más… más de su cocina, de su hospitalidad, de sus espacio y de la ciudad de Puebla
Puebla sigue preciosa, tal y cómo la recuerdo de hace un par de años que estuve ahí. Y sobre mi hospedaje? Tuve la gran satisfacción de conocer otra de las fantásticas habitaciones de Mesón Sacristía, miembro de Hoteles Boutique de México.
Esta casona que data del siglo XIX abre sus puertas para apapachar a sus huéspedes con un adorable hotel boutique, con espacios deliciosamente decorados, rica comida y detalles encantadores. Mi habitación era amplia y tranquila; el mejor aire acondicionado que he visto en un hotel, porque es totalmente silencioso, cómoda cama y almohadas, kit de amenidades, wifi gratuito y atención personalizada
Mesón Sacristía además es una enorme galería de antigüedades, pues absolutamente todos los objetos decorativos y muebles están a la venta. Así que pon atención, elige y no te quedes con las ganas, porque cualquier cosa te la puedes llevar a casa.
En fin, fue un día muy lindo de estancia y descanso a ratos, porque con esa ubicación privilegiada, uno se siente muy tentado a salir a caminar y recorrer el Centro Histórico de Puebla
Mi estadía se vio enriquecida con una #tardedevinomexicano, sugerida por mi y perfectamente bien organizado por Mesón Sacristía. Un par de invitadas elegidas a través de una sencilla dinámica en Twitter nos hicieron compañía.
La mesa destinada para la degustación estaba preciosa en el restaurante del hotel que está abierto desde el desayuno hasta casi la media noche y no sólo para los huéspedes. 
Entonces, llegada la hora indicada, el sommelier Aldo Guerra nos fue guiando por el camino del vino mexicano. Probamos un tinto de Pionero, un blanco de Cavas Valmar, Cabernet Sauvignon y Chenin Colombard de de Monte Xanic. Yo feliz porque en la mesa me reencontré con mi preferido, el perejil frito; así como camarones, quesos, carnes frías y por supuesto que la cocina poblana también estuvo presente, con guajolotas, cemitas y mole.
La atención de este lugar es siempre impecable, lo que sin duda lo convierte en uno de los mejores lugares para hospedarse en Puebla.