Se les fue la mano. Necesitaban que Messi no destacara tanto y alguna mano blanca tocó a rebato y se pusieron las pilas todos, al menos todos los que siguen al flautista desde los distintos estamentos.
Aparecieron las mentiras, las enfermedades inventadas, las acusaciones veladas, los papeles de Hacienda que se filtraban, la falta de acuerdo en los pagos, las denuncias.
Y en el banquillo defensor no había nadie del club. Nunca había nadie. Bartomeu miraba entre los cristales de sus gafas y no veía nada, su sonrisa bobalicona hablaba por él, y parafraseando a Serrat, siempre pensaba que "la culpa es de los otros si algo le sale mal".
Y el equipo empezó el declive. Y los vómitos dudosos, y las insinuaciones dolorosas de gente a sueldo, aparecieron sicarios en todas partes, ansiosos por llevarse sus migajas, no hizo falta anunciar que había trabajo de recolector de mierda porque entre los que viven de ella se lo cuentan todo.
Y mientras Zubi descansaba y Bartomeu denunciaba a la junta anterior, mientras los abogados del club hacían horas extras de juzgado en juzgado, por el club iban viniendo defensas como Douglas(suplente de Montoya, que a su vez es suplente hasta de Adriano, que apenas le da para ser el suplente de Alves, que es el que muchos quisiéramos ver como suplente de alguien que supiera centrar y defender), centrales como Mathieu(al que hasta se echa de menos viendo como está Piqué) y en el colmo de la risa, Vermaelen, enfermo, lesionado y que lleva 3 meses y aún no se ha puesto ni la ropa de entrenar.
Y Leo, el que sigue siendo el mejor del mundo aunque otro por meter penaltis y rebotes, sobres y presidente mediante, recibe los parabienes, ve como pasa el tiempo y sigue en un equipo que va claramente a menos, mientras los años parecen golpearle, uno tras otro, sin demasiadas esperanzas de reeditar tiempos pasados.
Messi quiere que le pongan gente alrededor que lo haga volver a ser el mejor, Messi quiere que su club lo defienda cuando la bazofia sale de la caverna, y Messi quiere estar en un equipo que sea ganador y en el que él sea la guinda, y volver a ver felices a los aficionados.
Y lo que ve es que 50 millones después, el central sigue siendo Mascherano.
¿No sería mejor que se marcharan otros?