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Messi lleva de la mano al Barça hacia semifinales de Champions tras penalizar a un Milan ingenuo (3-1)

Publicado el 03 abril 2012 por Toni_delgado @ToniDelgadoG

Messi lleva de la mano al Barça hacia semifinales de Champions tras penalizar a un Milan ingenuo (3-1)

Messi, tras superar a Abbiati en el primer gol de la noche - EFE.


Resulta difícil dudar de Messi, independientemente de sus números, que dicen, por ejemplo, que lleva 58 goles en lo que va de temporada y 14 de ellos han sido en la Champions, con lo que iguala la mejor marca en un curso de Altafini y que La Pulga bien podrá superar en semifinales. El Barça estará por quinta vez consecutiva entre los cuatro mejores –algo sólo al alcance del Madrid entre 1956 y 1960– gracias a la picardía del argentino, certero en su peor faceta: el penalty. Messi no falló ninguno de los dos, tan claros como ingenuos, para desarbolar a un Milan que perdió prácticamente sus opciones con el gol de Iniesta al inicio de la segunda parte (3-1). Los azulgrana esperan rival, que saldrá del cruce Benfica-Chelsea.
El primero a la izquierda de Abbiati, que se quedó con la miel en los labios tras rozar la pelota; el segundo, a la izquierda del portero. Así concretó Messi dos penaltis concedidos de forma infantil por el Milan, pues Antonini desequilibró al argentino sin disimulo y Nesta estiró de la camiseta a Busquets hasta hacerle caer. Protestaron los italianos, que recibieron el primer gol muy pronto, cuando Messi ya había contabilizado dos ocasiones y en la jugada en la que el 10 azulgrana había preferido asistir a Xavi que definir. Quiso hacerse con el defectuoso pase de su compañero y lo que acabó encontró Messi fue la pierna del defensor.
Las formas de Ibrahimovic
El tanto premió el apremio con el que salieron los azulgrana, exigidos por el marcador de San Siro (0-0), que les obligaba a marcar, y exigidos por su currículum ante un rival con siete defensores y tres delanteros. El gol de Messi liberó al conjunto de Guardiola, que continuó sin reservar energías y con la misma alegría después del gol de Nocerino, pragmático para aprovechar un pase de Ibrahimovic, el jugador que condiciona a su equipo y que no convenció a Guardiola, que instó al club a venderle después de descubrir a Messi de falso delantero y de sacar lo mejor de Bojan. Apenas más micrófono Ibrahimovic, siempre al límite en las formas, siempre a punto de enfadarse o del éxtasis, siempre al límite del fuera de juego. Es al que más le han pitado en la Champions. La suerte de Ibra pudo cambiar de no ser por el espíritu de Mascherano, brillante para quitarle un balón. El sueco acabó criticando la labor del árbitro y diciendo que entiende a Mourinho “cada vez que viene al Camp Nou”. Un estadio casi lleno y que escatimó elogios cuando Allegri como a Seedorf, incombustible y al que el público agradeció su entrega pese a su pasado madridista. No estaría mal que proliferasen gestos parecidos en los estadios.  
Antes de llegar al descanso llegaría un pecado de juventud de todo un veterano como Nesta a Busquets. Messi no falló y también en la jugada que acabó por finiquitar la eliminatoria. Chutó el argentino, rechazó un defensor y, atento y en posición correcta, definió Iniesta. Una definición de rechupete para acabar una acción con suerte. La que tiene el Barça de tener a Valdés entre los palos, que rara vez falla. No lo hizo ante Robinho después de que erraren Alves y Piqué, por más que después el colegiado acusase al brasileño a llevarse la pelota con la mano. Pocos problemas tuvieron los azulgrana, inquietos por ver cómo Piqueé se retiraba al banquillo cojeando y satisfechos por la ovación a Xavi, dosificado por Guardiola porque era duda. Su equipo está ya en semifinales de la Champions por quinta vez consecutiva, algo que había logrado el Madrid.

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