El otro día fui a ver Messiah.
«Will he convert you?, or con-you?», me pregunta un imponente anuncio instalado bajo el túnel que lleva a la mastodóntica Waterloo Station.
La última serie de Netflix ya está aquí, y la verdad es que en un principio no le voy a hacer mucho caso «ale, lo anuncia Netflix, y todos a verlo. Yo paso…», intenta convencerme un repentino alarde de personal gallardía y autenticidad.
Las paredes del metro me lo siguen recordando «mírame, mírame, quiéreme, dame tu tiempo, sólo 45 minutos». Intenta atraerme, fruta prohibida de serpiente enroscada, Adán desvalido y perdido en su Paraíso personal de ociosas noches fieles a sus amantes arábica y robusta.
No obstante me documento, rescato alguna sinopsis, observo la duración de cada capítulo, la premisa es interesante (cierto es), entre eso, y que en ese momento no tengo en mente ninguna serie por ver, pues me animo a subirme al carro de lo mainstream (una vez más)
Messiah nos cuenta la historia de un predicador en Damasco que tras advertir a sus fieles sobre la necesidad de permanecer fuertes y tranquilos ante el peligro inminente de una ocupación violenta por parte del Estado Islámico, consigue sobrevivir y salir indemne de una feroz tormenta de arena (casi Bíblica, podríamos decir) la cual truncará las intenciones de conquista por parte del mencionado grupo terrorista. El hombre, sin él quererlo, conseguirá formar un grupo muy sólido de acólitos que irá creciendo en número, se erigirá entonces como guía de tal rebaño de «peregrinos», conduciéndolos hacia la frontera con Israel con objeto de expandirse por otros territorios árabes fomentando la paz y la concordia. Será entonces cuando el fenómeno del surgimiento y aparición de un Mesías se empiece a germinar, y a expandirse por el resto del mundo entero.
Esta es la premisa más objetiva y material de la serie, sin embargo Messiah trata muchos otros temas socio-políticos y de actualidad de mucho calado y patente interés, desde la ocupación del estado Palestino por parte de Israel, el drama de los refugiados, la fe en todos sus sentidos (y la falta o pérdida de ésta), las creencias, los nexos entre las religiones, la arrogancia y presupuesta supremacía de unos pueblos más poderosos sobre otros, el fanatismo y sus condiciones violentas… por supuesto que tendremos la trama mágica y misteriosa, quién es este hombre?, es en realidad un salvador?, un profeta?, o no será mas que un charlatán con mucho carisma que algo oscuro oculta?, será un falso profeta?, y porque SIEMPRE Estados Unidos tiene que estar metido en todo?, joder.
La verdad es que la recomiendo, tanto si se opta por el visionado más directo y palomitero, como por el más analítico y filosófico.
Messiah, de vez en cuando Netflix hace cosicas decentes, oye.