Metadatos de una partitura musical

Publicado el 12 noviembre 2020 por Juan Maria Solare @DonSolare

por Juan María Solare

Bajo la palabra grecolatina “metadatos” se entienden los datos que ayudan a encontrar otros datos. Por ejemplo, el título de una obra musical es un dato que nos ayuda a encontrar otros datos: la partitura (que es en el fondo un sistema estructurado de datos, una secuencia de instrucciones).

Después de haber analizado miles de obras y haber visto centenares de errores u omisiones (en partituras de alumnos pero también en obras publicadas por editoriales decentes), quiero compartir mis hallazgos con ustedes, gentiles lectores. Básicamente les mostraré qué indicaciones verbales extramusicales no pueden faltar de sus partituras.

Implementar lo que estoy a punto de exponer no les ayudará a componer mejor música. Si hacen mala música, seguirán haciendo mala música – pero será más fácil que sea hallada e identificada.

Parte superior de la primera página:

Título. Decidir qué título llevará una obra es una ciencia en sí misma (sobre la cual he vertido 2626 palabras en mi ensayo “Esto no es un título“), pero escribir el título en la partitura terminada es una obviedad que no requiere fundamentación. Un consejo: cuando estoy aún inseguro acerca de qué título definitivo tendrá mi obra, pero tengo que poner algún nombre al archivo correspondiente(para poder guardarlo), uso como título transitorio el instrumento y la fecha (por ejemplo: piano19nov2015).

Subtítulo. No es imprescindible pero puede ayudar. Hay cinco tipos fundamentales de subtítulo:

(a) género, (b) instrumentación, (c) parte de un ciclo más grande, (d) número o nombre del movimiento, (e) número de Opus.

Ejemplos:

(a) vals, tango, estudio, invención, sonata.

(b) para piano solo; para cuarteto de cuerdas, instrumentación libre.

(c) Nr. III de la Suite Modal; Segundo movimiento de Sonatango; Meraki, nr. 4.

(d) I, Primer movimiento; Allemande, Giga.

(e) Opus 4.

Compositor/a. Parece una obviedad – pero no saben cuántos estudiantes se olvidan de poner su nombre en la partitura. Habitualmente se ubica arriba a la derecha en la primera página. En vez del nombre real, por supuesto, puede usarse un seudónimo (esta es una decisión personal). Hay quienes agregan aquí la fecha de nacimiento. En algunas ediciones aparece en este lugar la fecha de composición, pero lo desaconsejo: esta es la zona de la partitura destinada a los datos personales del autor, no a las circunstancias de su composición. Puede conducir a error. (Dicho lo cual, hagan lo que quieran.)

Si están presentando esta obra a un concurso que requiere anonimato, no olviden eliminar el nombre de aquí.

Dedicatoria. Opcional. De existir una, suele escribirse arriba del título, con letra más pequeña y en cursiva / itálica. Puede ser simplemente “A Fulano” o “Para Mengana” o más explicativa: “Al sinvergüenza de Zutano” o “a Perengano, el único que me comprendió”. Como fuente de inspiración me permito recomendar el desopilante libro “Las dedicatorias de Coll”, del humorista español José Luis Coll. Pero también mi propio ensayo sobre las Dedicatorias.

Lugar y/o fecha de composición. Opcional. Personalmente lo escribo arriba a la izquierda, en posición simétrica respecto a los datos del compositor. Estas informaciones pueden resultar útiles a quien no conozca al compositor de la obra y quiera situarlo aproximadamente en una época. Ejemplos:

– Bremen (Alemania), 12 al 15 de octubre de 2019

– Tegucigalpa, 2016

Duración. Información opcional pero sumamente práctica. Esto puede ayudar a la gente que está armando un programa de conciertos y necesita saber si la partitura que tienen en las manos se ajusta a sus necesidades prácticas, sin tener que estar adivinando y con menor margen de error. Se sobreentiende que toda indicación acerca de la duración es estimativa; pero pueden agregar “aproximadamente” o “ca.” (circa).

Cita. En algunas partituras he visto citas literarias como encabezado (y declaración de intenciones estéticas). Por ejemplo, en el Tango Opus 37 para piano de Horacio López de la Rosa se cita una frase de “J.L.B.” (Jorge Luis Borges): “En los acordes hay antiguas cosas” (de su poema titulado precisamente “El tango”). De incluirse tal cita, suele hacerse en letra entre pequeña y diminuta, arriba del nombre del compositor.

En cualquier parte de la página:

Número de página. Esto es imprescindible si la obra tiene más de una página. Puede perdonarse si la partitura tiene sólo dos páginas y se incluye el número de compás en cada sistema, pero sinceramente no cuesta nada agregar siempre, por disciplina, el número de página. Yo lo suelo poner debajo, en el centro de cada página, dentro de un círculo.

En la primera página de la obra puede omitirse el número de página – excepto que esta obra sea parte de un ciclo, es decir, que la primera página de esta obra sea en realidad la página 23 de un álbum.

Parte inferior de todas las páginas:

Estoy a favor de incluir, a pie de página y en todas las páginas de la partitura, las dos siguientes informaciones (por ejemplo, respectivamente a derecha e izquierda):

Copyright y contacto. O al menos repetir el nombre del compositor o compositora. Agregar el símbolo (c) puede amedrentar a posibles plagiarios amateurs. Agregar una manera de contactar al autor es prudente, en caso que surjan preguntas (o que un intérprete quiera informarlos de un concierto donde se ha programado esta obra).

Ejemplo: (c) Mongo Aurelio 2017, http://www.MongoAurelio.org

Por favor no usen el símbolo de copyright a la ligera. He visto partituras que dicen “(c) Equis”, le pregunto al compositor y me informa que ese tal Equis ha sido meramente el copista. El miserable escriba, para citar a Beethoven. No quiero explayarme aquí sobre el concepto de copyright, pero básicamente se refiere a quién tiene derecho a tomar decisiones acerca de una obra, y quién tiene derecho a cobrar si esa obra produce dinero. Es comparable al concepto de patria potestad con respecto a los hijos. No es un mero simbolito en un papel.

Título de la obra. Nuevamente. Sí, en cada página. Si hay lugar, agrego también el instrumentario y el número de ISWC (International Standard Musical Work Code, es decir, Código internacional normalizado para obras musicales), que es un número de referencia permanente para identificación de composiciones musicales. Equivale al ISBN de un libro. Si están asociados a una sociedad de derechos de autor (tales como la SGAE en España o SADAIC en Argentina), al inscribir una obra ellos deberían gestionar la aplicación de tal código.

Ejemplo:

Torniamo dentro (piano) | ISWC: T-803.921.822-0

Además de ser un metadato importante para identificar la composición, incluir el ISWC en la partitura es una manera de dejar claro que la obra está registrada (y, nuevamente, ahuyentar a posibles amigos/as de la propiedad intelectual ajena).

La causa de incluir en todas las páginas ambas informaciones (autor y título) es puramente práctica. Hoy en día, mayormente enviamos nuestras partituras como archivo PDF. La gente las imprime y (esperemos) las toca. Agrego: la gente las imprime en hojas sueltas; pocas veces las encuadernan. Entonces llegan al escenario, se caen todas las partituras al suelo y se mezclan las hojas. ¿Y ahora? ¿Esta es la página número cuánto de qué obra de qué compositor? Poner autoría y título en cada página limita parte del suplicio.

Hay quienes agregan a pie de página el número de catálogo, particularmente las editoriales comerciales. La idea básica es siempre la misma: identificar cada página de cada obra de manera inequívoca.

Corolario:

Algunas de estas indicaciones pueden parecer irrelevantes, y de hecho no todas son vitales o tienen la misma importancia (conocer el título de una obra es decisivo, saber si fue compuesta en Brooklyn o en Manhattan sinceramente no me quita el sueño).

A lo que aspiro con este breve ensayo es a que mis amables lectores (seguramente compositores, arregladores o copistas) desarrollen una especie de segunda naturaleza, para que automáticamente incluyan en sus partituras tales informaciones sin tener que pensar demasiado y sin omitir algo importante – por puro cansancio.

[ Juan María Solare, Bremen, 12 de noviembre de 2020 ]

A mi papá, que murió un día como hoy.

A mi mamá, que siempre creyó que el viudo sería él.

A ambos, para que estén nuevamente juntos en algo.

ó