¡He disfrutado como una enana leyendo este librillo autobiográfico de la Nothomb! Estoy entusiasmada con la forma de escribir y lo simpática que me ha resultado la historia (yo alucino si todo lo que cuenta es verdad).
El libro narra una parte de la infancia de Amélie (sus 3 primeros años de vida) en la que cuenta varias anécdotas, sus pensamientos tan peculiares. Al principio directamente alucinaba, no sabía qué me iba a encontrar y la escritora empieza a hablar de cosas muy raras: la niña que es un tubo, que es Dios, que hasta los dos años y medio no "nace" y cuando lo hace es "gracias al chocolate blanco"...
A lo mejor decís que vaya locura, pero a mí personalmente me enganchó y me reí mucho con algunas cosas que le pasan además. Me encanta cuando se autodefine japonesa, la ternura de su aya Nishio-san o cuando escoge sus primeras palabras. Quiero recordad algunos momentos divertidos para mí: cuando el padre se cae a la alcantarilla y Amélie piensa que esa es su profesión (alcanterillero) y ni se inmuta o cuando le compran tres carpas pensando que le apasionarán y las detesta.
Ese paralelismo de las carpas como símbolo masculino me ha dado que pensar... ¿será una feminista empedernida, habrá tenido malas experiencias en el amor o soy yo, que le doy mucho a la cabeza?
Nada, que Amélie Nothomb me ha parecido muy interesante, inteligente y amable de leer. Ya me he ido enterando de otros libros de la autora que me pueden gustar... ¡yo os la recomiendo desde ya!
Nota: 8
Lo mejor: Lo divertido que es el libro, se lee en un boleo y te deja buen gusto de boca ya que hay humor y reflexiones en igual cantidad.
Lo peor: Querría haber seguido leyendo sus peripecias... :D
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