El otro día caí enamorada de estos nuevos esmaltes de Rimmel London, los Metal Rush, esmaltes metalizados tornasolados. Yo compré el 90 Bronze Princess, un verde metalizado con un poco de violeta y dorado.
Una belleza para el ojo y un dolor de cabeza para las cámaras de fotos, que no logran captar la belleza y el tornasol. Con dos capas queda perfecto aunque no muy brilloso. Podría decirse que es un metalizado satinado con un poco de shimmer que sólo se ve al sol directo... pero es precioso.
Es el mismo color bajo diferentes luces y posiciones de la mano. Podría mostrarles 800 fotos y en todas se vería diferente, como verán, en cada foto hay un tono que sobresale. Otro punto bueno es que no se notan las pinceladas, cosa que pasa con casi todos los esmaltes metalizados.
Los otros colores de la colección son el 60 Royal Blue, un azul con dorado y violeta; el dorado Gold Save the Queen, el fucsia también con dorado y violeta Purple Reign y el lila 100 Pearly Queen.
Por otro lado, y también de Rimmel, está el dúo Precious Stones, dos esmaltes llenos de glitter. Hay sólo dos tonos, el rojo Ruby Crush y el gris Diamond Dust. Son similares a los Gem Crush de Sally Hansen, pero con la diferencia que se necesitan al menos 4 capas para lograr el color tal y como se ve en mis fotos.
El tono que tengo es el Diamond Dust. Tarda un poco en secar (por la cantidad de capas que hay que ponerle) pero una vez que lo hace, es difícil que se salte. Para sacarlo hay que pasarse una amoladora o sumergir los dedos en quitaesmalte por unos cuantos minutos. El glitter plateado brilla, el gris no tanto.
La textura que queda es rugosa y por más que le pongan 4 capas de top coat, sigue quedando así.
Resumiendo: los Metal Rush son FABULOSOS. Quiero más. Los otros son lindos, pero nada de otro mundo.