Año: 2013
Duración: 97 min.
País: Islandia
Director: Ragnar Bragason
Guión: Ragnar Bragason
Fotografía: August Jakobsson
Reparto: Ingvar Eggert Sigurðsson, Thora Bjorg Helga, Pröstur Leó Gunnarsson, Sveinn Ólafur Gunnarsso, Hannes Óli Ágústsson
Productora: Mystery Island
Una niña se debate entre la vida que llevaba su hermano y su propia incapacidad para actuar por su cuenta. En su dolor, ella encuentra consuelo en la música oscura del Heavy Metal y sueña con convertirse en una estrella de rock.
Desde tierras nórdicas nos llega un film rubricado con la característica sobriedad del cine europeo de autor. Sin perder el hilo argumental y el contacto con el formato película, Metalhead se entremezcla levemente con el falso documental. En distintos momentos del film, el guionista y director Ragnar Bragason, bastante bien documentado -todo hay que decirlo-, a través de su personaje principal, Hera, hace referencia a los orígenes del Heavy Metal, y de cómo en Noruega nació el subgénero del Black Metal. Aunque esto último, lo hace con un toque ficticio adaptado a las exigencias de la propia historia, sin embargo, se permite incluir algunos datos reales como la quema de Iglesias asociadas al movimiento de dicho subgénero.
El resultado final no es grandioso en ninguna de sus dos vertientes, cierto. Pero, gustos aparte, es irrefutable que el film supone una ejemplar y disfrutable curiosidad para los fans del Heavy Metal, mucho mejor si no tenemos aversión por el cine independiente, del cual hace buen uso su director. Sin embargo, los que esperen encontrar una enciclopedia visual o un film girando exclusivamente en torno al género musical, ya pueden dar media vuelta.
Metalhead no es un film que aporte datos sobre uno de los mejores movimientos musicales que ha existido y posiblemente existirá, el Heavy Metal (englobando todos los subgéneros). Metalhead es un trágico drama donde un hecho fortuito que se mastica de forma inesperada en los primeros minutos del film, sin más presentación que la de una familia feliz, lleva a la desolación más absoluta a la misma, cada uno de sus miembros busca su manera de escapar de una triste y abrumadora realidad por un arduo y largo sendero que les sirve para evolucionar e intentar recuperar la felicidad perdida.
El sentimiento de culpabilidad aflora en ella y sus progenitores, Karl y Droplaug, interpretados de manera muy solvente por Ingvar Eggert Sigurðsson y Halldóra Geirharðsdóttir. Pero la auténtica y verdadera protagonista que nos cautiva y nos sentimos identificados, es en la que se centra la historia, Hera, interpretada por Thora Bjorg Helga que se encuentra realmente creíble en todas sus escenas traduce esa tristeza en rebeldía contra todo y todos, haciendo la película algo más dinámica.
Es cierto que los tópicos se presencian con mucha facilidad a lo largo de la historia y en sus personajes también, pero el desarrollo y la forma de plasmarlo en la pantalla, no tanto. La influencia de Michael Haneke está latente en muchas de sus secuencias, aunque no consigue aturdir al espectador con la intensidad que lo hace el director austríaco, tiene puntos conflictivos entre sus personajes principales, que derivan en algunas secuencias de ritmo muy familiar para los degustadores del cine de Haneke.
La sobriedad en sus encuadres, tanto en interiores como en exteriores, los pausados e incómodos silencios, la distancia emocional entre sus personajes o las secuencias inhóspitas dan lugar a comparaciones inevitables.
El montaje es algo brusco en la transición de algunas secuencias, donde hay cambios de escenarios, edad de personajes o situaciones completamente diferentes que parecen no venir a cuento, pero forma parte de la propia identidad de la película. Y en realidad, tienen una continuidad, pero no estamos tan acostumbrados a su uso en el cine comercial que no se presta a ser usado.
La banda sonora, pues a los que nos gusta el Heavy Metal, toda una delicia para nuestros tímpanos; Megadeth, Lizzy Borden, Judas Priest, Savatage o Riot son algunos de los grupos que desfilan sus espectaculares canciones a lo largo de la película y en distintos tipos de escenas, lástima que la mayoría no suenan enteras. Personalmente, no es lo que esperaba encontrarme exactamente, pero me parece una buena e interesante propuesta desde las frías tierras Islandesas, siempre se ha dicho que el frio hace aflorar el talento. Metalhead cumple esa afirmación.
Puntuación