Metamorfosis: de la "La Caixa" a "CaixaBank S.A."

Por Accionistascaixabank
La campaña electoral del 27S y el movimiento soberanista catalán, nos brindan otra oportunidad para reflexionar sobre la transformación que ha sufrido la Entidad a lo largo de los últimos años y, especialmente, al pasar de ser una Caja de Ahorros a un Banco.

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Cuando uno indaga acerca de lo que significa una Caja de Ahorros, identifica rápidamente cuatro características:
  • Se trata de una institución de crédito con finalidad social.
  • En lugar de ser sociedades anónimas se constituyen como fundaciones.
  • Tienen un marcado carácter territorial.
  • Están especializadas en canalizar el ahorro popular y financiar a familias y PYMES.

En aplicación de la Ley de Cajas de Ahorros y Fundaciones Bancarias, la Entidad Catalana se reestructuró y se convirtió en fundación bancaria.

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Desde el grupo financiero catalán, se alude continuamente a sus orígenes, a sus valores y a su "Alma", a la vez que sus directivos reiteran una y otra vez la nueva máxima "nosotros nos debemos a los accionistas", lo cual puede llevar a una cierta confusión. ¿No resulta un tanto contradictorio? ¿Ha cambiado el "Alma" a la que repetidamente se hace referencia?
Dejando cambios jurídicos a un lado y centrándonos en el verdadero motor de la fundación bancaria, el banco denominado CaixaBank S.A., debemos tener en cuenta que,  a diferencia de las Cajas de Ahorros, los bancos están caracterizados pon un marcado ánimo de lucro. La rentabilidad importa por encima de todo. Este aspecto es coherente con el pseudo lema "nosotros nos debemos a los accionistas", ya que éstos acostumbran a perseguir únicamente la rentabilidad económica de sus operaciones. El que la fundación que controla la mayor parte del banco destine parte de los beneficios obtenidos a una obra social pasa a ser una decisión de la propia fundación, no del banco. Muchas confusiones pueden originarse, especialmente por parte de los clientes, al no tener en cuenta que el banco y la fundación son sujetos diferentes (aunque relacionados) y que la gestión de los mismos debe ampararse bajo criterios diferentes. 
La alusión continua de CaixaBank S.A. a la Obra Social de la Fundación puede llevar a pensar que el propio banco está marcado necesariamente por ese carácter social cuando no tiene porque ser siempre así. Ese es el motivo por el que no siempre es posible encuadrar ciertas acciones del banco bajo el carácter social propio de la Fundación. No hay que olvidar que CaixaBank responde -según afirman sus directivos- a las necesidades de los accionistas y éstos invertirán guiados por criterios de rentabilidad más que de obra social. Esto también debe llevar a plantearnos si la continuidad de la "Obra Social" está garantizada y a reflexionar un posible uso "publicitario" de la misma (lo que comentaremos en otro post).
Otro aspecto a tener en cuenta es la tipología de cliente y producto propio de CaixaBank, S.A. Tras escándalos de preferentes y productos derivados (clausulas suelo, etc...), queda constatado que la operativa de la Entidad vas mucho más allá de la antigua y mera canalización del ahorro popular. Su apuesta por la comercialización de seguros de todo tipo es también claro ejemplo de ello. Es más, formando parte de su clientela grandes empresas (incluso pertenecientes al IBEX 35), resulta obvio que ese espíritu ha sufrido algún tipo de mutación. La cercanía al cliente, propia de las Cajas de Ahorro, no es fácilmente compatible con la mentalidad de expansión mostrada por la Entidad y es normal que -tal y como ha quedado plasmado- esta relación se resienta. 
¿Qué ocurre con el marcado carácter territorial?
La Entidad siempre ha sido identificada -como no podía ser de otro modo- con Cataluña y eso ahora supone una amenaza. Esta lección la aprendieron sus directivos en 2005, con el boicot sufrido a raíz del Estatut y de la opa hostil sobre Endesa. Su carácter catalán supone un talón de Aquiles y eso provoca que se encuentre en una pequeña encrucijada, especialmente por decidir en su momento crecer en el mercado nacional -del que depende totalmente- y no en el internacional, tal y como hicieron otros bancos.
CaixaBank, por tanto, está demasiado expuesta a un posible boicot, ya sea de un lado o del otro. Más allá de insinuaciones o cambios sutiles que le aparten de una cierta neutralidad que parece comenzar a estar abandonando, corre un cierto riesgo si se aleja demasiado de la ambigüedad mantenida y se manifiesta claramente al respecto (en cualquiera de los dos sentidos). Tras la experiencia vivida en 2005, tal y como ha vuelto a poner de manifiesto el boicot a Coca Cola, éste es un escenario que debe evitarse a toda costa.

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Teniendo en cuenta que -acabe como acabe- el movimiento secesionista catalán va para largo (salvo sorpresa mayúscula en las elecciones del 27S), quizás las llamadas al boicot han aparecido demasiado pronto.

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Tras el inicio de dicha llamada al boicot, la reacción inmediata por parte algún medio -tan lógica como predecible- ha sido la  minimización del movimiento. Sin embargo, surge la duda de si se trata de una estrategia de comunicación o responde ciertamente a la realidad. ¿Por qué? Por que si la campaña pareció estallar el viernes a raíz del comunicado de la AEB y la CECA, ya en el siguiente día hábil se daba por minimizada (sin que hubiera prácticamente tiempo material para evaluar el efecto). 

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Sea como fuere, todo apunta a que CaixaBank deberá lidiar con esta situación durante mucho tiempo, minimizando al máximo cualquier riesgo de boicot. Dada la dificultad de gestionar unas masas crispadas y la incidencia que un boicot puede tener en el ámbito financiero, no se debe obviar el impacto generado por el aumento del uso de las redes sociales. El resultado podría acabar siendo más que significativo. Por ello, es importante ver si la Entidad se alejará más de la cierta ambigüedad que venía manteniendo o, por otro lado, materializará un definitivo -y quizás deseado- cambio respecto a su carácter territorial (originario de su antigua condición de Caja de Ahorros) y se alejará de sus raíces.
En caso de darse este cambio, sumándose a otros que ya se han dado, sólo quedará la "Obra Social" como recuerdo de lo que "La Caixa" fue en su momento. Catalanismo a un lado, sería ya innegable -si no lo es ya ahora- que cierta metamorfosis del "Alma" se ha producido y que, a estas alturas, el hacer referencia a sus orígenes quizás no tenga mucho más sentido. A menos que se pretenda confundir al público, posiblemente haya llegado el momento de aceptar que, para bien o para mal, ya no se es lo que se era... y que ahora se es simplemente un banco más que responde, por encima de todo, únicamente a los deseos de sus accionistas.
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"Es bueno que la gente no conozca el sistema bancario y monetario, si no habría una revolución mañana por la mañana."Henry Ford