Meterse en un berejenal

Por Mayriel

Hoy es mi último dia de clases de alemán. Lo echaré de menos. Todavía no sé que haré después pero seguro que me meteré en algún curso, para mantener la cabeza ocupada. Sinceramente no creo que me sirva de nada a nivel laboral, porque como he dicho muchísimas veces a mi edad no creo que encuentre trabajo. ¿quien va a quererme a estas alturas si no me han querido ya? … Al menos lo que he estudiado me sirve para seguir cultivando mi mente, asi que no lo doy por perdido. Aprender y aprender para sentirme satisfecha conmigo misma. Asi que volveré a meterme, como suele decirse , en un berenjenal… Y eso es lo que me ha llevado al post de hoy. Pensar en mi próximo berenjenal, me ha hecho pensar en el origen de la expresión.

Normalmente se usa cuando alguien se mete en un lio del que es complicado salir, pero yo conmigo misma lo uso cuando me meto en mis lios de estudio, porque cuando estoy estudiando, y volviendome loca me pregunto quien demonios me habrá mandado a mi a meterme en estos lios, a mi edad, que no tengo cabeza para estudiar, pero mira, al final ,  me gusta… y tras un lio, me meto en otro.

Según le contó en su día Victor Pàmies, un estudioso de la paremiología (la ciencia que investiga el origen de los refranes), a la restauradora Ada Parellada, el referido dicho hunde sus raíces en el hecho de que antiguamente los berenjenales eran zonas de la huerta en las que nadie quería entrar debido a que la mata de la berenjena es muy espinosa y se clava muy fácilmente.Por este motivo, si te metes en un berenjenal sin tener el debido cuidado, puedes salir lleno de rasguños. De ahí que sea habitual ver a los agricultores que se encargan de recogerlas que lo hagan protegidos adecuadamente.

En relación a lo espinoso de los berenjenales, existe una antigua copla de origen leonés que dice así:

«El pimiento ha de ser verde
los tomates colorados
la berenjena espinosa
y los amores callados»

El Centro Virtual Cervantes encuadra el origen del dicho en los “arabismos relacionados con plantas, árboles y productos del campo”, dentro del mismo apartado en el que figuran palabras como acerola, acelga, albaricoque, alcachofa, alcaparra, alcornoque, alfalfa, algarroba, algodón, azahar, azúcar, chirivía, retama y berenjena, todas ellas de origen árabe.

Tal y como escribió Ada Parellada en el artículo titulado “Se descubrió el pastel” que publicó la revista “Es”, hoy día el tradicional “meterse en un berenjenal” está perdiendo adeptos a favor de expresiones como “meterse en un jardín” o “meterse en un charco”, lugares donde también conviene manejarse con cautela.

Y buscando buscando entrontré la expresión “perita en dulce” y me digo…. bueno, como este post es cortito, acostumbrada yo a los mios que son bastante largos , me dije, pues mira, voy a ponerlo… y aqui lo tengo.

Pancracio Celdrán, experto en antropología cultural y fraseología, considera que se trata de una alocución muy antigua que tenía un significado muy suculento en su momento, puesto que las peras en dulce fueron las primeras frutas confitadas: el azúcar escarchada cristalizaba en el exterior de la piel y la hacía brillar como una joya de plata en la bandeja del confitero; con su peciolo o rabillo embadurnado de cera roja y el verde claro dejándose notar por entre el azúcar, la pera en dulce era la reina de las confituras. Por ello, se llama “perita en dulce” a aquella persona, circunstancia o cosa que por su perfección, virtudes o cualidades consideramos o sentimos muy atractiva o de gran utilidad y belleza.

Y hablando de peras…. ¿por qué se dice  “¡es la pera!” ? . Al parecer, según cuenta la propia Parellada, al exclamar “¡es la pera!” decimos que se trata de algo excepcional. Pero no, en realidad no nos estamos refiriendo a la fruta, sino al barrio de la Péra, situado en la ciudad turca de Estambul, donde se llevaba a cabo un mercado extremadamente lujoso e inaudito.

Pues nada… eso…. que ya está, me retiro a buscar berejenales.

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