Metodología Agile contra el atracón de “churros” en las organizaciones.

Por Iñaki González @goroji

Parece que uno de mis propósitos para este 2018 haya sido recuperar entradas más personales, menos tirar de notas de prensa y escribir de las cosas que me provocan y me cortocircuitan el cerebro. Y como hormiguita blogueril, estoy dando rienda suelta a todas esas cositas que había ido guardando durante el crudo invierno de mi falta de creatividad en el granero de los borradores perdidos.

Precisamente ahí, he encontrado este reto en modo de tweet que nos proponía hace un mes un buen amigo de esta casa:

Así que ni corto ni perezoso, me leo de pé a pá el artículo de Jorge G. García de La Retina y vomito mi reflexión. Pero primero un poco de teoría:

Los métodos de trabajo Agile partieron de las empresas encargadas de desarrollar software. Para dejar por escrito en qué consistía, desarrollaron un manifiesto fundamentado en cuatro valores básicos que toda empresa debía cumplir para su aplicación óptima. Estos principios se basan en valorar más:
  • A los individuos e interacciones sobre procesos y herramientas.
  • El software funcionando sobre la documentación exhaustiva.
  • La colaboración con el cliente sobre la negociación contractual.
  • La respuesta ante el cambio sobre seguir un plan.

Parece ser que las organizaciones, y sobre todo las sanitarias, con la connivencia de la Dirección y la complicidad de los representantes sindicales, se han enquilosado bajo toneladas de burocracia, no se puede hacer nada en contra de los protocolos, los procedimientos, los procesos... y en esto se escudan los trabajadores para pasar las horas muertas haciendo que hacen pero sin hacer. Salvo honrosas excepciones, las organizaciones, y las personas que en ellas trabajan, se han puesto gordas, les cuesta mover el culo y es necesario que recuperen la forma, por su propio bien, por el bien de los clientes, y por el bien de los pacientes (si nos referimos a entornos sanitarios).

Podríamos decir que se han "jartao" a comer churros y una buena forma de recuperar la forma, el músculo de la productividad, las ganas de hacer y romper la monotonía es la utilización de metodologías Agiles.

Es necesario proponer retos nuevos a los trabajadores y con plazos cortos, que estimulen su creatividad, que fomenten el trabajo en equipo, y que impida que nos echemos a dormir en los laureles. Con la ayuda tecnológica del software adecuado (no hace falta decir que apps para esto hay a cascoporro) y con la planificación adecuada y la gestión de equipos multidisciplinares formados para la ocasión, que se disolverán inmediatamente después de realizar su cometido, no habrá "churros" burocráticos que valgan, ni personas vagando por la organización en busca de la motivación perdida.

Porque siempre habrá un roto para un descosido, porque hay que tener localizadas las habilidades especiales de las personas de la organización, para utilizarlas allí donde más se necesiten... pero para eso, la organización tiene que desprenderse de toda la grasa acumulada y ser muy, pero que muy Lean ... y no todos están por la labor, me temo.