Metz (léase Méss) es la capital de la Región de la Lorena (Lorraine) en el noreste de Francia. Muy cercana a la zona de las tres fronteras (Francia, Alemania, Luxemburgo), forma un triángulo (de unos 60Km de lado) con Estrasburgo y Nancy.
Centre Pompidou Metz
(JMBigas, Marzo 2011)
Lorena y Alsacia (la región inmediatamente al este) formaron parte de Alemania (realmente de Prusia, en la época) desde el final de la guerra franco-prusiana (1871) hasta el final de la Primera Guerra Mundial (1918). Constituyeron el llamado Territorio Imperial de Alsacia y Lorena.Estos casi cincuenta años de dominación germánica dejó muchas huellas en la arquitectura de la ciudad, que presenta bastantes edificios de estilo Imperial (neogótico, neorománico). Sin ir más lejos, la propia estación del ferrocarril, o el edificio gigante de Correos, que está enfrente, son un buen ejemplo. En las grandes avenidas Foch y Joffre hay otros buenos ejemplos también.No conocía la ciudad, y aproveché una estancia en París y la existencia del TGV Est para realizar una excursión de ida y vuelta a Metz, en el día. El trayecto toma más o menos una hora y media. Salí de la Gare de l'Est a las diez y media de la mañana, y llegaba a Metz a mediodía. Volví a París por la tarde a las siete y pico. Aunque, a la vuelta, sufrí uno de los clásicos retrasos que se producen con cierta frecuencia en la red TGV en Francia. Parece que hubo algún incidente en el trayecto, y todos los trenes iban retrasados. El mío venía de Luxemburgo, y llegó con casi cuarenta minutos de retraso, que conservamos hasta la llegada a París.
Estación ferroviaria de Metz-Ville
(JMBigas, Marzo 2011)
En esas siete horas me dio tiempo a hacer un recorrido bastante completo por todo el centro de la ciudad. Metz es una ciudad relativamente pequeña (unos 125.000 habitantes), cuyo centro se puede recorrer a pie con mucha comodidad.Saliendo de la estación Metz-Ville (que es en sí misma un edificio bastante singular), se tiene el edificio de Correos (la Grande Poste) justo enfrente. En la zona frontal de la estación hay una gran plaza circular (lógicamente, del General Charles de Gaulle), bastante desangelada, que es lo que en francés llaman parvis.Subiendo por la Rue Gambetta se llega a las grandes avenidas (Foch a la derecha; Joffre a la izquierda), repletas de edificios monumentales. Un poco a la izquierda se puede coger la avenida Robert Schumann, que conduce directamente al centro peatonal y comercial de la ciudad.
Edificio de la Cámara de Comercio, en la avenida Foch
(JMBigas, Marzo 2011)
Se pasa junto a la gigantesca Place de la République, prolongada además por la Promenade de l'Esplanade, hasta uno de los brazos del Mosela, que forma varias islas en la ciudad. Siguiendo de frente, se llega a la zona peatonal de Saint-Jacques. La Place Saint-Jacques estaba ya repleta de terrazas (un caluroso 24 de Marzo; una sorpresa para mí). Junto a ella hay un centro comercial de tamaño medio, donde está la FNAC de la ciudad, para que os hagáis una idea.A la izquierda, por calles peatonales, se llega junto a la Catedral de Saint Étienne, con partes que proceden desde el siglo XIII hasta el siglo XX. Por supuesto, una de las torres estaba recubierta por andamios para su limpieza y adecentamiento. Esta es la maldición del turista, que no puede más que ajo y agua.
Terrazas en la Place Saint-Jacques
(JMBigas, Marzo 2011)
La catedral está en un alto, y hacia el otro lado se desciende hasta uno de los brazos muertos del río. Cruzando un puente se llega a una de las pequeñas islas, donde destaca el Templo Nuevo (protestante), el Teatro de Metz y la Prefectura, en la Place de la Comédie.Para el almuerzo, tantée por las terrazas de la Place Saint-Jacques, pero me parecieron poco consistentes. Sin embargo, localicé un restaurante (Le Montécristo) frente a la catedral, donde me sirvieron una comida excelente. En la zona del Moselle se produce un vino blanco llamado así, parecido a los que se producen también en las zonas limítrofes de Luxemburgo y Alemania. Pero yo comí carne, y me sirvieron media botellita de un Vacqueyras tinto (Ródano Sur) que estaba excelente.
Catedral de Saint Étienne, en lo alto
(JMBigas, Marzo 2011)
Por la tarde fui volviendo hacia la zona de la estación, con parada en una taberna para tomar una cerveza que me aliviara del calor que hacía en Metz ese día de Marzo. Me quedaba una cosa importante que ver, situada justo al lado opuesto de la estación del ferrocarril: el Centre Pompidou Metz.Metz, turísticamente hablando, siempre se ha quedado bastante al margen de las grandes afluencias. Ha sido lugar de paso de alemanes, luxemburgueses, belgas, holandeses, en su camino hacia el Valle del Ródano, los Alpes, la Costa Azul o directamente España.Hace ya unos años, el alcalde de Metz decidió construir una atracción turística que pusiera a su ciudad en el mapa del turismo, que provocara que la ciudad fuera, al menos, una etapa de esos viajes (con pernoctación incluida), y que pusiera en valor el resto de atractivos de la ciudad. Consiguió que el Centre Pompidou instalara en Metz una sucursal, la única que existe, por el momento, aparte del Centro Pompidou de París.
Detalles de construcción en madera, en el
Centre Pompidou Metz
(JMBigas, Marzo 2011)
El Centre Pompidou Metz se inauguró en 2010, alojado en un sinuoso edificio muy singular y destacado. Se nota todavía su juventud y que le falta un poco de rodaje y de consolidación, pero están en el buen camino. Con seguridad conseguirán que muchos de los viajeros de paso planifiquen una etapa en Metz, o que, gracias a los cortos trayectos que facilita el TGV desde 2007, turistas de París, de Alsacia o de la Selva Negra, puedan planificar una excursión de un par de días a la Lorena y Metz.El Centro Pompidou se divisa ya desde el propio tren, cuando se aproxima a su parada en la estación de Metz, a la derecha viniendo de París. Por la tarde, antes de tomar el TGV de vuelta a París, le hice una breve visita, principalmente a la tienda de recuerdos. Aunque esta, por la tarde, tiene un problema grave: el Sol couchant deslumbra por completo, y cuesta hurtarse a él para deleitarse con las muchas maravillas que tienen allí, en las dos plantas.Según afirman los del lugar, el Centre Pompidou Metz no es para nada una sucursal del de París, a donde irían las exposiciones temporales una vez terminado su ciclo en París, sino que su vocación es animar muestras y exposiciones originales, con el espíritu Pompidou. Veremos qué recorrido tiene, pero el propio edificio, muy visible, ya es una atracción en sí mismo. Por la noche, además, tiene una iluminación muy atractiva (no la vi en directo, pero el camarero de la taberna me mostró un poster del Centro iluminado, que tenía colgado en lugar muy principal).
La enorme Place de la République
(JMBigas, Marzo 2011)
De vuelta a la estación, mientras tomaba algo en la cafetería para hacer tiempo, la chica me informó muy amablemente de que los trenes llevaban retraso de, al menos, media hora. Efectivamente, el procedente de París estaba anunciado con media hora de retraso, pero el mío constaba en los paneles como previsto a su hora. La realidad fue que al poco ya las pantallas anunciaban un retraso, que acabó siendo de unos cuarenta minutos. Al Andén 1 (ya bastante lleno de viajeros hacia París), llegó primero el TGV procedente de la capital, que tenía término en Metz, y unos diez minutos después llegó el nuestro, procedente de Luxemburgo.Finalmente, llegamos a París ya pasadas las nueve y media de la noche, conservando el retraso con que salimos de Metz.Podéis ver una colección más amplia de fotografías de Metz aquí.
En resumen, una visita muy agradable. Mejor lo hubiera pasado, ese día, sin tanta ropa de abrigo como llevaba, pero Metz bien merece una visita.JMBA