Chamula es un gentilicio utilizado para nombrar a diversas etnias mayas que habitan la sierra de Chiapas: tzotzil, tzeltal, mame, tojolabal, choles. San Juan Chamula es también la cabecera del municipio de Chamula y está ubicado en las zonas más altas de Chiapas.
Lo curioso de esta localidad es que sus habitantes han conservado las culturas y costumbres prehispánicas. En cuanto llegas San Juan Chamula, te da la sensación de haber salido de una máquina del tiempo y haber viajado al pasado, es otro mundo. Más vale que dejemos atrás creencias, valores y civismo, porque una vez en Chamula, nada de esto es de utilidad.
Tuvimos la suerte de ir en día de mercado. Todos los habitantes de Chamula se reúnen en la plaza del pueblo, frente a la iglesia, a vender todo tipo de alimentos, ropa, utensilios de cocina… Me vienen a la mente los olores, las voces…y esa sensación de no poder mirar a nadie a la cara. Nos avisaron antes de entrar al pueblo, que no se podía fotografiar a nadie, así que con cierto respeto y escepticismo, recorrimos el mercado en busca de las fotos prohibidas. Tienen sus razones; ya que los indígenas piensan que si tomas una foto de su persona, le estás robando el alma; y en San Juan Chamula, las creencias están muy arraigadas.
En el propio mercado puedes ver como las mujeres mayores cardan la lana para confeccionar la falda típica.
Aquí no hay policías, la ley la imponen unos hombres vestidos con chaleco de borrego y un palo muy grande de madera en la mano. Ellos son la autoridad, y nadie les lleva la contraria.
Pero sin duda, lo más impactante, fue la Iglesia de San Juan Bautista. Tienes la imagen de una iglesia, con su cúpula , su cruz, sus santos, bancos para sentarse…y así es por fuera, de color blanco con símbolos de colores, una iglesia muy bonita. Pero cuando entras en este templo, nada de lo que hayas visto antes tiene parecido con la realidad.
Mezcla de religión y paganismo, repleta de gente por todas partes, casi no hay espacio para pasar. El suelo está lleno de hierbas, para expulsar los malos espíritus, las personas hacen corros alrededor de unas velas de colores donde sacrifican a gallinas; las paredes, con figuras de santos y collares de flores y frutas. Si tuviese que describirlo de alguna manera, diría que es entre místico y aterrador. Esta escena no deja a ningún viajero indiferente. Tanto, que cuando sales de la iglesia, no sabes si es real, o es un escenario de un teatro que ni el mismo Hamlet creería. Por supuesto, está prohibido sacar fotos.
Foto de Wikipedia
Si viajáis a Chiapas, no dudéis en visitar San Juan Chamula, el pueblo indígena que no os dejará indiferente.