Cuando el ingenio de muchos políticos para sacarnos de la crisis no parece arrancar, encontramos que son otros los que hacen todo lo posible para sobrevivir aunque sea infringiendo la ley. Les hablo de un individuo de la Comunidad de Madrid que ha sido acusado de robo, y posterior reventa, de 3.000 carros de supermercado de distintas superficies comerciales en el último año.
La noticia que publicaba el diario ElPaís.com (www.elpais.com) explica que el hombre, residente en Vallecas, robaba los carros y posteriormente se los vendía a una chatarrería de la zona con la que tenía un “acuerdo”. Los datos indican que los carros sustraídos alcanzan un valor de 290.000 euros pero que como metal para fundición, el de los carros se sitúa en los tres y cuatro euros. De tal forma que si hacemos la cuenta, y con el dato de que un vehículo carga-compras de este tipo suele pesar más de 12 kilos, la unidad conseguida de manera ilícita reporta un beneficio de 48 euros por unidad.
Pero si específicamente nos centramos en el ladrón y pensamos que de esos 48 euros, él obtenía la mitad de los beneficios y los multiplicamos por los 3.000 que se apropió, la multiplicación nos da 72 mil euros de beneficio. Pero para que el dato gane más peso y sea mejor entendido: Sí lo dividimos entre 14 (que serían las catorce pagas que cobra un asalariado incluyendo las extras), el buen amigo mangando carritos de super tenía un sueldo al mes de 5.142€.
Claro que el dato seguro que tiene alguna variación y habría que descontarle el pago a algún compinche, gasolina, monedas olvidadas en los carritos, dietas y viajes…entre supermercados. Pero aún así es mucho dinero, sobre todo cuando son muchos los amigos de lo ajeno, que se afanan en sacar kilómetros y kilómetros de cable de cobre para recibir un “salario” menor. Si es que es verdad lo que dicen: aquel que más avispado es, más listo acaba siendo.
Aunque si les digo la verdad, considero que no deberían seguir el ejemplo de este madrileño. Ya no porque sea ilegal y puedan ser detenidos como a él le pasó, sino porque más bien acabamos pagando justos por pecadores. ¿O no se han dado cuenta de por qué ha subido tanto el carro de la compra?
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…
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