Para Territorio de Escritores
Aquí en las profundidades de la casa número trece, ya no temo al miedo, no le temo, no existe en mi mundo que no sabe respetar a la muerte ni a los secretos. Porque oscuro es el manto que me cubre, oscuro como los pensamientos que posados sobre mi corazón ya no manan sal de mis ojos ni de mis manos temblor ni recelo.
Y despierto... y el sueño se ha ido, diluyéndose altivo en el aire imperfectode mi cuarto a cielo abierto,sin notar que lo persigo.
Mientras, la luz bordada de aromas se cuela entre los arabescos de mi celosía, y el patio de blanco perfecto que ilumina el sol virgen de la mañana, me llama entonando sones frescos, con el agua de la fuente fría..
Y de nuevo la luz, cargada de sombras, y de nuevo la luz desaletargada y asombrosa, vibrando frente a mis ojos,bailando su baile de aire en verso que besacada brisa prosa...