Hoy vamos a hablar de todo un clásico de la coctelería, el Daiquiri. Junto con el Mojito, es uno de los cócteles con origen cubano más famosos en todo el mundo, y sus historias son similares, e incluso se entrelazan en la figura de Ernest Hemingway.
El originen de este cóctel lo encontramos en un bar de la Habana llamado la Floridita, donde le dio forma su propietario, Constantino Ribalaigua, aunque podemos viajar un poco más atrás en la historia para ver su verdadero origen.
Como ocurre en la mayoría de cócteles y combinados, las ganas de enmascarar sabores demasiado fuertes, la falta de tu licor preferido o el miedo a la justicia, suele estar detrás de la mayoría de las creaciones. En este caso un ingeniero norteamericano, Jennigs Cox, que trabajaba en unas minas de estaño cercanas a Santiago de Cuba y amante de la ginebra, tubo la idea de, ante la falta de la primera en su trabajo y para ofrecer a sus amistades y visitas, preparar una bebida a base de ron mezclado con un poco de azúcar y de lima para mejorar su sabor. El nombre de Daiquiri se lo da su colega Giacomo Pagliuchi, quien lo bautiza en honor a la localidad y playa cercana a las minas donde trabaja. La fama de este cóctel, se incrementa, ya que las tropas norteamericanas desembarcaron durante la invasión de Cuba en el 98, en esta misma playa, con lo que su fama es aún mayor y le da una impronta patriótica made in USA, que “pa que quieres más”. El cóctel se hace popular en Santiago de Cuba gracias a su difusión a través del Bar del Hotel Venus, conocido como Bar Americano, donde lo compartía con sus colegas y con el dueño. El Cóctel viaja a la Habana gracias a Emilio Gonzales, barman español del famoso Hotel Plaza, apodado “El Maragato”. Este lo populariza en la Habana y a su vez se lo da a conocer a su amigo Constantino Ribalaigua, natural de Lloret del Mar y propietario del Floridita.
Gracias a una máquina de moler hielo marca Flak Mak, pica hielo, conservandolo en una caja aislada y con unos agujeros en el fondo para drenar el agua. Lo junta en su batidora con una onza y media de ron blanco, una cucharadita de azúcar, cinco gotas de marrasquino, el jugo de medio limón y lo sirve en una copa de cóctel previamente congelada.
Este cóctel se difunde en un primer momento gracias al Almirante Lucius W. Johnson quien lo lleva al Club del Ejército y la Marina de Washington D.C. en torno a 1910. Pero al igual que ocurre con el Mojito, sería el nobel estadounidense Ernest Hemingway quién lo difunde entre el “famoseo” de la época. Este hace mención del cóctel daiquiri en alguna de sus novelas, donde dice que era asiduo del bar llamado La Floridita, que abrió en 1817 con el nombre de La Piña de Plata, en la que mojaba sus letras con este colorido cóctel. Gracias a él, este cóctel adquirió la fama internacional a través de la “jet set” americana que disfrutaba de la cuba pre-castrista.
Haga click para ver el pase de diapositivas.Existen diferentes versiones pero la más extendida es esta:
INGREDIENTES:
- 2 partes de ron blanco
- 1 parte de zumo de limón
- 2 cucharaditas de azúcar blanca (para diluir mejor se podría usar almíbar)
- Cubos de hielo al gusto
ELABORACIÓN:
En una coctelera mezclar el ron, el zumo de limón y la azúcar, hasta deshacer el azúcar. Añadir hielo entero, agitando hasta que enfríe. Servir en un vaso largo o copa de cóctel fría. También se puede licuar la preparación con hielo, para lograr un efecto frappé en cóctel. Se decora con una rodaja de limón. En la versión clásica servida en la Floridita se le añaden cinco gotas de marrasquino, aunque existen numerosos variantes, como el daiquiri de fresa, el frozen banana daiquiri o el daiquiri sunrise.
Para los que no podamos viajar a la Habana a disfrutarlo in situ, hagámonos la idea de esta allí disfrutando de este clásico y animémonos a prepararlo. Un cuatro lametones.
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