Mi enmano, tu enmano

Publicado el 19 octubre 2013 por Noostradamus
Asombrosas cosas de las que nos estamos enterando por boca del tesorero del partido gobernante, que ya comparece por plasma como se ex jefe el presidente del gobierno (y del partido) que le nombró tesorero por haber sido gestor durante más de dos décadas, tirando a tres. Resulta ser que al igual que la Familia Adams, la familia popular tiene una mano de esas que van por la casa dando tumbos cual mascota.
Porque si dice "fue mi mano la que dio el sobre con dinero negro" se distancia de ella como si fuera externa a su cuerpo. No es que la mano estuviera en la otra punta del brazo opuesta a donde encaja con el hombro, en este caso es evidente que él estaba sentado a un lado de la mesa, enfrente estaba la receptora y, en medio, reptando por la mesa, iba la mano con el sobre. Sólo faltaría que en mitad de la misma hubiera un centro floral traído del restaurante La Camarga de Barcelona.
Ahora se entiende todo, mientras él estaba reunido con el resto, Mano, tomaba anotaciones de todos los dineros que entraban y se repartían. Porque los que volvían a los donantes lo hacían del bolsillo de los contribuyentes vía contratos de distintas administraciones, empresas públicas, fundaciones, que a su vez pasaban por las manos gürteleras que ponían el cazo y unas cuantas empresas tapadera y/o adjudicatarias a la vez. Eso, la mano que iba por libre; ellos ni se enteraban.
Y Mano lo mismo mandaba cambiar el disco duro de un Mac que extraer otro de un trasto enano del año de la pera, con menos capacidad que un teléfono móvil actual. Porque Mano lo mismo usaba un trasto viejo que un ordenador que le permitiese editar vídeo y sonido. Y mientras el deportista gerente y tesorero iba y venía por el mundo esquiando en los sitios más remotos e inaccesibles, la mano enredaba en el despacho que no lo era por posterior sentencia judicial. A veces, cuando se quedaba dormido el tesorero, Mano enviaba mensajes SMS desde su móvil. De Mano a Mariano, por ejemplo.
Pero la mano es de su propiedad, así que haga lo que haga a sus espaldas, es su mano, por mucho que vaya por libre. Podemos reemplazar mano por perro y la frase sonaría "fue mi perro el que le dio el sobre con dinero negro", para el caso vendría a ser lo mismo. 
Siendo su mascota el responsable es el dueño. Pero lo grave del asunto es que por fin sabemos que las copias de copias de copias de apuntes contables de la misma mano, lo son con certeza y que no se hicieron de un tirón, si no a lo largo de varios años, y que la otra mano que parece haber trabajado en los apuntes es la del que ha sido su tesorero durante los veinte años anteriores. Una mano por aquí, otra mano por allá, mano a mano, y hale-hop, el dinero ha desaparecido. Son las manos mágicas.