Mi experiencia con gravity

Publicado el 07 octubre 2013 por Molinos @molinos1282
El sábado fui al cine. Vi Gravity.   Voy escalando etapas en la relación con el espacio.  Primero está la indiferencia cósmica, no sabes ni que el universo existe ni nada, solo hay cielo. Nada de inquietud. Es cielo. Es azul de día y negro de noche. No hay más.  Después está la curiosidad cósmica. Pasas a preguntarte que habrá allá arriba, ¿por qué lucen las estrellas? ¿por qué el sol calienta tanto? Aquí es cuando te aprendes los nombres de los planetas.  Tras la curiosidad hay una bifurcación. Los hay que pasan a la admiración y el interés supremo por el espacio, el universo, las estrellas, las galaxias, los satélites, los agujeros negros...Estos después sueñan con ir al espacio y les fliparía un viaje en transbordador y todo lo que eso conlleva.  Por supuesto yo estoy en el otro grupo, tras la curiosidad cósmica me encaminé por la senda del vértigo cósmico que consiste básicamente en no pensar mucho en la inmensidad del universo, la pequeñez de nuestro planeta y la mía propia porque sólo acercarme a ese pensamiento me provoca ansiedad, me corta la respiración, el apetito, las ganas de vivir y me da ganas de llorar.  Fui a ver Gravity con el propósito de superar esa etapa. Pero como lo que no te mata te hace más fuerte, y tras casi morir  de vértigo cósmico en el cine me he hecho más fuerte en mi pensamiento. Estoy en una nueva etapa: el pánico cósmico.  Yo jamás iría al espacio. Jamás. Si me drogaran y me metieran en un transbordador espacial y de repente me despertara en una nave, jamás conseguirían obligarme a dar un "paseo espacial". Si a pesar de mi negativa consiguieran sacarme de la nave con alguna amenaza brutal (sólo se me ocurre alguna amenaza contra la integridad de las princezaz para conseguir que saliera...todo lo demás me daría igual) me aferraría a la nave como una lapa. Incluso pensaría en la manera de ponerme imanes (¿los imanes funcionan en el espacio?) para que no pudieran despegarme. Me niego a atarme a la nave con una cuerdecita y ni por asomo me pondría una mochilita de esas de propulsión que los astronautas encuentran extrañamente divertidas.  Flotar NO mola. No es divertido. No tienes ningún control ni ningún apoyo ni nada.  Flotar dentro de la nave NO mola nada. Tú no eres lo único que flota, todo flota y tienes que ir apartando cosas o agarrándolas para que no se escapen. Todo se convierte en algo peligroso con lo que puedes herirte y además como no tienes control tienes que ir con las manos por delante para no darte con las paredes, el techo... Pero si flotar dentro de la nave es horroroso...flotar en el espacio es lo peor de lo peor. ¿Dónde vas? ¿Paras alguna vez? ¿Chocas contra algo? ¿Hasta donde llegas? ¿Cuándo se te acaba el oxigeno te duermes y no te das cuenta de que te mueres? ¿Te descompones? ¿Entras en órbita?  ¿Oyes algo?Necesito una bolsa para respirar ahora mismo.  La ropa de astronauta. Gran tema. Sales al espacio a darte un rulo embutido en un traje dónde cabes tú y toda tu familia y con el que casi no puedes moverte pero sin embargo los guantes son extrañamente prácticos. ¿Por qué yo no puedo darle al  botón del ascensor con mis guantes y ellos pueden manejar todo tipo de cosas con esos guantes enormes? Algo de su tecnología no nos está llegando.  Y ¿debajo del traje? Sé que los de la peli se han documentado y que el motivo de que debajo del traje espacial de Michelin la Bullock solo lleve una camisetilla y un minicoulotte es por dar realismo a la película y no para que enseñe cacha pero ¿de verdad llevan solo eso debajo del traje? ¿No hace frio ahí fuera? ¿Qué llevan ellos? ¿la misma camiseta y un marcapaquete? No sé, me perturba. De hecho fue unas de las cosas que me sacó de la peli y de mi pánico cósmico. ¡Ni siquiera llevan calcetines!  Más.  La gravedad mola. Para lo único que me parece chula la ausencia de la gravedad es para llorar, ver tus lágrimas flotando a tu alrededor le da una nueva dimensión al llanto. Además de notar tus lágrimas, las ves...ves tu tristeza o tu alegría flotar. Y puedes literalmente tragarte tus lágrimas y saborearlas.  Al salir de ver Gravity o bien quieres besar el suelo o enrolarte en la Nasa. Ni que decir tiene que yo fui de los de la corriente papal.

Ahora, mirad la agenda y pensad que día vais a verla. Es una película maravillosa aunque me hiciera temblar de miedo y me  haya hecho plantearme llevar zapatos con suelas imantadas.