Mi Experiencia En El Coaching

Publicado el 05 enero 2019 por Carlosgu82

Cada inicio de año es el mejor momento para detenemos a pensar en todos lo errores que hemos cometido y en lo bien que deben estar viviendo nuestros yos alternos en miles de dimensiones paralelas, por haber tomado caminos que seguramente culminaron en el éxito. A diferencia de nuestra miserable, dolorosa y agónica realidad. Justo es este momento tus auto reproches se convierten en el vehículo para buscar transformar ciertas actitudes o encontrar qué es lo que te detiene para alcanzar tus sueños. Aquí es donde entran diferentes métodos para lograrlo: ir al psicólogo, psicoanalista, practicar yoga, meditación, reiki, ir a la iglesia y, uno de los más controversiales, inscribirse a un entrenamiento vivencial o coaching.

Antes de continuar, tengo que especificar que yo misma fui partícipe de uno de estos entrenamientos hace más de dos años. A raíz de ello, he leído varios testimonios en internet. Sin embargo, la gran mayoría de ellos tienden a exagerar, tanto los beneficios como las desventajas de dicho método. Y en muchas ocasiones, vienen de personas que solo fueron a una sesión.

¿De qué trata?

Los entrenamientos de este tipo se dividen en tres niveles, cuyos nombres varían de acuerdo a la empresa que los ofrezca. En el primero de ellos te enseñan las bases, las cuales se resumen en que somos capaces de lograr cualquier cosa, siempre y cuando tengamos la determinación de hacer y de poner en práctica diferentes métodos. Por otro lado, éste culmina con una actividad cuya finalidad es hacer comprender a los participantes la importancia de perdonar y no ser indiferentes ante los demás. Todo bien hasta que llega la “graduación” del primer nivel, un evento al que asisten familiares y amigos, cuyo fin principal es conseguir que los participantes se inscriban al siguiente nivel (a casi el doble de precio que el anterior). Hasta este momento, la mayoría de los participantes están encantados, sin embargo, el alto precio del siguiente curso es la primer limitante para aceptar de inmediato. Por ello, aquí es donde empieza a cobrar sentido todo lo aprendido anteriormente: si de verdad quieres algo, vas a encontrar el mecanismo para lograrlo. Te dan ideas como vender cosas, pedir prestado, un trabajo temporal, etc. Una vez que el participante está enrolado en el siguiente nivel, se repite la estructura del primero, pero elevado a la décima potencia. En éste, el participante es llevado a al límite a través de situaciones estresantes en las cuales, muchas veces queda expuesto o evidenciado en frente de los demás por presentar actitudes negativas que, supuestamente, son reflejo de la vida real. Finalmente, el último nivel se trata de poner en práctica todo lo aprendido para alcanzar diversas metas que el propio participante se impone, más la meta de enrolamiento, la cual consiste en llevar a un mínimo de cinco personas más para que tomen el primer nivel.

Lo bueno

Desde mi punto de vista, es una exageración atribuirle a coaching eventos como separaciones entre parejas, peleas o traumas psicológicos. Sin embargo, es cierto que una persona con un trastorno de personalidad puede fácilmente acudir a estos lugares sin ser prevenido. A lo largo de los tres entrenamientos realmente puedes aprender estrategias para resolver problemas más fácilmente, o cómo superar algunos traumas. La respuesta es tan fácil y obvia: todo depende de mí. Y aunque quizás eso lo habría aprendido en cualquier libro de superación personal o, incluso, en una imagen motivacional en Facebook; el hecho de poner ejemplos vívidos, hacerte llorar, reír, pensar, puede dejar una semilla en tu interior. Por supuesto, se trata de que el participante elija con qué se queda y con qué no.

Lo malo

No es nada barato, el entrenamiento completo puede costar hasta 13 mil pesos. Los participantes que no quieren volver para el segundo nivel son acosados vía telefónica para decirles cómo pueden vencer sus limitaciones, preguntarles qué historias se están contando, pedirles que se cambien de lugar, etc. Claro, es un negocio, pero se pueden convertir en un spam más molesto que las compañías telefónicas.

Por otro lado, uno de sus ideales es transmitir la idea de abundancia y de que hay que dar sin esperar nada a cambio, como dijo la madre Teresa, hasta que nos duela. Sin embargo, ellos no transmiten abundancia hacia sus colaboradores ni participantes. En primer lugar, los miembros del staff, bajo la misma ideología, no reciben pago por sus servicios. Cabe mencionar que el tiempo que cada entrenamiento requiere es incluso más agotador que un trabajo de tiempo completo. Para el primer nivel son cinco días, desde las 8:00 pm y hasta la madrugada, casi lo mismo para el segundo nivel y para el último son tres meses en los que el staff tiene que (o requiere, ellos nunca dicen “tengo que”) hacerse cargo de que la mayor cantidad posible de participantes permanezca en el entrenamiento. Además de que tienen que (sí, tienen que) monitorear las actividades de su equipo todos lo días. Es prácticamente un trabajo formal sin remuneración alguna. El coaching se trata de un negocio redondo que tiene todo resulto: los miembros del staff están ahí por amor y porque realmente creen que pueden contribuir para hacer este mundo mejor, los participantes activos son los encargados de llevar más gente para entrenamientos futuros y los insumos requeridos son muy pocos. Es decir, todo esto representa un ahorro total en capital humano, marketing y publicidad.

Todo esto bajo la idea de que se debe dar hasta que duela, sin embargo, si te duele el hecho de dar, ¿no será que estás haciendo algo mal?, ¿no será que estás dando más de la cuenta y te estás dejando sin lo necesario para estar en bienestar? Desde mi perspectiva, dar es compartir cosas materiales y conceptuales con alguien que realmente está dispuesto a aceptarlas. Pero el coaching convirtió esto en una idea masoquista para convencer a los participantes de que no importa lo mal que puedan estar, siempre pueden dar más por la empresa.

El acoso no solo es ejercido por los miembros del staff, sino por los propios participantes en respuesta a las intenciones de un compañero por abandonar el entrenamiento. Pero, ¿quién querría abandonar un lugar que te hará cumplir tus metas y mayores sueños? Aquí quizás viene la peor parte. Como ya se mencionó, los participantes se comprometen a llevar más gente para los siguientes entrenamientos. Dado al costo del estos, dicho compromiso se convierte en un verdadero dolor de cabeza, a tal grado que puede opacar las metas personales. Y sucede lo que tanto entrenadores, como staff y participantes saben: los propios aspirantes llegan a pagar los entrenamientos de amigos, familiares y hasta desconocidos, todo con tal de llegar a la ansiada graduación que consiste en un viaje a un lugar desconocido. Por supuesto, todo esto después de aprender que tú eres el único responsable de tus actos y que hay un sinfín de maneras de lograr tus objetivos.

¿Es recomendable?

Todo psicólogo que se respete va a lanzar un rotundo NO ante este tipo de prácticas. Sin embargo, la mente humana no es una ecuación. Hay personas que estuvieron conmigo exactamente en el mismo salón y piensan completamente diferente a mí, todo depende del cristal con que se mira. En lo personal, sí recomiendo el primer e inclusive el segundo nivel. Posterior a esto, tuve un accidente y otras situaciones que, si no hubiera sido por lo que recordaba de estos entrenamientos, me habría postrado en mi cama por meses. Y no es que haya escondido mi dolor, todo lo que tenía que llorar lo lloré en su momento, pero muy rápido me di cuenta que no podía dejar a esas situaciones controlar mis días. Actualmente considero que puedo enfrentar y superar situaciones dolorosas con mucha mayor inteligencia que antes del entrenamiento. En cuanto al último nivel, recomiendo que se tengan reservas. Si lo que realmente quieres es crear disciplina para alcanzar tus metas, existen ya varios métodos y hasta aplicaciones que pueden servir.

Estos entrenamientos tienen sus cosas buenas y malas. Solo recuerda que crear hábitos requiere (ahora sí) tiempo, constancia y paciencia. Además, yo hablo específicamente de la empresa donde lo tomé, a reserva de que en otras pudiera ser diferente. Ten en cuenta de que afuera hay mucha gente queriéndose aprovechar de los deseos de superación y baja autoestima de otros. Pero si después de toda la información ya decidiste o ya formas parte de estos entrenamientos, suerte, y no te tomes nada personal.