Los días 22 y 23 de Abril tuve la suerte de poder participar en la Feria del libro de Linares. Nunca antes había estado en esa ciudad, pero debo decir que me sorprendió gratamente. El Paseo de Linarejos, donde estaba ubicada la feria, es un lugar entrañable, con bancos cada pocos metros en cuyos reslpaldos hay láminas impresas con fotografías antiguas de la ciudad, y es una suerte disponer de lugares tan peculiares para que sirvan de telón de fondo a un evento como es una feria del libro. El día 22 estuve con los amigos de la Librería Kanji, cuyo recibimiento fue muy cálido y amigable. Escribir es una labor solitaria, pero en ocasiones te da la oportunidad de conocer a personas que te hacen darte cuenta de que el trabajo vale la pena. Ese es el caso de los encargados de la librería, Mª del Mar y Gumer, que hicieron de anfitriones y se encargaron de que la firma de libros fuera un éxito. Conocerles fue un placer, y estoy ansioso por volver para hacerles una visita.
Los días 22 y 23 de Abril tuve la suerte de poder participar en la Feria del libro de Linares. Nunca antes había estado en esa ciudad, pero debo decir que me sorprendió gratamente. El Paseo de Linarejos, donde estaba ubicada la feria, es un lugar entrañable, con bancos cada pocos metros en cuyos reslpaldos hay láminas impresas con fotografías antiguas de la ciudad, y es una suerte disponer de lugares tan peculiares para que sirvan de telón de fondo a un evento como es una feria del libro. El día 22 estuve con los amigos de la Librería Kanji, cuyo recibimiento fue muy cálido y amigable. Escribir es una labor solitaria, pero en ocasiones te da la oportunidad de conocer a personas que te hacen darte cuenta de que el trabajo vale la pena. Ese es el caso de los encargados de la librería, Mª del Mar y Gumer, que hicieron de anfitriones y se encargaron de que la firma de libros fuera un éxito. Conocerles fue un placer, y estoy ansioso por volver para hacerles una visita.