Foto: un servidor con el poeta Natxo Vidal Guardiola, que vino a saludarme. No compró mi libro porque ya lo tenía. Me agradó mucho poder charlar con él.
Estuve en la feria del libro de Murcia el día 12 de octubre, fiesta nacional, de 17 a 19 horas de la tarde, en la caseta de editorial Balduque. Ese día, algo después, jugaba en Murcia la selección española de fútbol contra la danesa, así que no dejé de ver personas con la camiseta de España o con la de Dinamarca.
Durante las dos horas vendí un ejemplar de mi libro, "El camino del héroe" , al amigo y poeta José Ángel Castillo Vicente, y también un ejemplar de las memorias de mi paisano José María Álvarez, a un señor que había disfrutado su "La insoportable levedad de la libertad" y no sabía qué otra obra del maestro leer ahora. Aunque intenté que este hombre comprase también un ejemplar de mi libro, no lo conseguí.
Además de los dos libros que conseguí vender (el mio y el de Álvarez) la mujer al cargo de la caseta vendió siete u ocho ejemplares de títulos diversos. En total se vendieron en dos horas unos 10 libros. Una cantidad paupérrima, en mi opinión. Algo que ella me señaló es que sólo compraron personas adultas más bien mayores. Los jóvenes se acercaban pero no compraban nada.
Mi impresión es que el libro, como objeto físico, tiene un mal futuro, si la cosa no cambia. El auge de los formatos digitales, de los libros en línea o descargables, además del de otras formas de entretenimiento, como las redes sociales o los videojuegos, ha llevado al libro en papel a un callejón sin salida. Pero allí estaremos, como sea, como decían en El Señor de los Anillos: hasta cualquier final.