La competencia era feroz, compartiendo cartel con autores de la talla de Andres Pérez Domínguez, Pilar Urbano, Javier Sierra o el mismísimo Gerónimo Stilton (sí, estaba allí). La Montblanc temblaba en mi bolsillo, tan inquieta como yo de formar parte de tan magno evento. Y es que no era para menos... Los amigos de la Librería Anabel y de la Librería Siglo 21 me dieron la oportunidad de promocionarme en sus casetas, y ni siquiera el temible calor que azotó Sevilla durante los dos días que estuve allí pudo con nuestras ganas de luchar. La búsqueda de lectores fue ardua, aunque gratificante, como siempre, y mi novela tuvo una gran acogida, mucho mejor de lo que esperaba.
Después de años asistiendo como espectador, por fin he tenido ocasión de cumplir uno de mis sueños: participar en la Feria del libro de Sevilla, una de las más importantes de Andalucía.
La competencia era feroz, compartiendo cartel con autores de la talla de Andres Pérez Domínguez, Pilar Urbano, Javier Sierra o el mismísimo Gerónimo Stilton (sí, estaba allí). La Montblanc temblaba en mi bolsillo, tan inquieta como yo de formar parte de tan magno evento. Y es que no era para menos... Los amigos de la Librería Anabel y de la Librería Siglo 21 me dieron la oportunidad de promocionarme en sus casetas, y ni siquiera el temible calor que azotó Sevilla durante los dos días que estuve allí pudo con nuestras ganas de luchar. La búsqueda de lectores fue ardua, aunque gratificante, como siempre, y mi novela tuvo una gran acogida, mucho mejor de lo que esperaba. Algunos insignes escritores que acudían a la feria lo hacían rodeado de un séquito de editores, distribuidores y amigos, que daban notoriedad al asunto y les mimaban para que el evento fuera más llevadero. Yo sólo fui con mi pareja, pero ambos llevábamos un enorme saco de ilusión a la espalda que no dudamos en utilizar para contagiar con nuestro entusiasmo a todo el que pasaba por allí. Repartimos marcapáginas entre los transeuntes, y contamos con la inestimable ayuda de algunos libreros que hicieron la lucha más igualada (¡Gracias, Eva!).
Una feria mágica, a la que he sido invitado a volver el año que viene y de la que me llevo, además del grato recuerdo de los amigos que hice allí, el cariño de todos los sevillanos que aquel día se acercaron para interesarse por mi novela. Muchas gracias a todos.
La competencia era feroz, compartiendo cartel con autores de la talla de Andres Pérez Domínguez, Pilar Urbano, Javier Sierra o el mismísimo Gerónimo Stilton (sí, estaba allí). La Montblanc temblaba en mi bolsillo, tan inquieta como yo de formar parte de tan magno evento. Y es que no era para menos... Los amigos de la Librería Anabel y de la Librería Siglo 21 me dieron la oportunidad de promocionarme en sus casetas, y ni siquiera el temible calor que azotó Sevilla durante los dos días que estuve allí pudo con nuestras ganas de luchar. La búsqueda de lectores fue ardua, aunque gratificante, como siempre, y mi novela tuvo una gran acogida, mucho mejor de lo que esperaba.