Y en medio de un escenario acicalado para el partido del año dos equipos que llegaban arrastrando diferentes estados de ánimo. Por un lado el Real Madrid, con ganas de acabar una temporada en la que cuesta encontrar una semana en la que no se hayan habiado tensiones no siempre relacionadas con el juego y, lo peor de todo, casi siempre generadas desde dentro y por el otro un Atleti que llegaba con el objetivo cumplido, algo 'dejado ir' en Liga y con la ilusión de romper esa racha negativa en duelos ante el eterno rival.Dos equipos con mucha más carga anímica que frescura en las piernas regalaron un partido poco vistoso y hasta bronco.Sólo en la primera mitad se pudieron ver las intenciones de los equipos: el Madrid quería dominar pero salía con peligro cuando robaba también y el Atleti canalizaba su juego de ataque en Arda Turan mientras trataba de no perder el orden atrás.
Tras la reanudación muchas interrupciones pero también más ocasiones, sobre todo para el Madrid, y de manera sorprendente si uno no supiera que el 'Cholo' Simeone está detrás de este Atleti, con unos rojiblancos cada vez más cómodos en el partido.Volviendo a casa escuché una entrevista al argentino en donde le preguntaban qué les había dicho a sus jugadores antes del arranque de la prórroga y dio en el clavo: 'Les dije que estábamos mejor que ellos'. Y era cierto. Cada minuto a los visitantes se les veía menos nerviosos, o quizás, más cómodos en el caos, mientras que el Madrid se acabó consumiendo en una hoguera de quejas (que no quiere decir que en ocasiones tuvieran motivos para efectuarlas).
Al final el Atlético consiguió vencer al Real Madrid en su estadio y con una Copa en juego. Qué mejor manera de poner fin a una trayectoria tan negativa ante los blancos. Y aunque parezca complicado fue un partido de muchos nombres propios: el liderazgo de Turan, los chispazos de Falcao en un partido incómodo para él, el buen hacer de ese triángulo formado por Suárez, Gabi y Koke o la prórroga como rúbrica de un enorme partido de CourtoisTambién el Madrid tuvo sus cosas antes del desquicio total. Me quedé con la primera mitad de Cristiano Ronaldo y de Modric, el compromiso de Essien y la sensación de jerarquía que desprende Sergio Ramos en vivo.
Pero también me llevo muchas experiencias a la hora de ver el fútbol. Acostumbrado a la tranquilidad del Ciutat de València y siendo un hombre que vive en un pueblo pequeño, la entrada al Bernabéu engalanado me marcó. Dudo que vaya a ver un partido con tanta ganas desde la grada en mi vida.Y con el paso de los minutos uno descubre que sí que se vive el fútbol de formas diferentes desplazándote unos kilómetros o simplemente con el cambio de objetivos en un partido: la tensión, el desprecio hacia el rival, la defensa de tu equipo de una manera irracional... Siempre he sentido un profundo respeto por esos aficionados que viajan con sus equipos y que animan sin parar, incluso aunque sean cantos de autoanimación o de insultos hacia el equipo rival (que cada palo aguante su vela), pero no acabo de enteder la ausencia de autocrítica. El fútbol es una competición en la cual dos equipos tienen que hacer imponer sus virtudes sobre las de su oponente, cuando se da un marcador quiero entender que es el saldo entre aciertos y errores a lo largo del partido y sí, incluyendo factores que no se pueden controlar, pero es posible que tu equipo no gane porque no ha hecho las cosas bien.
Pero más allá de una reflexión tan profunda, quería contaros un poco sobre una de las experiencias futboleras más bonitas que he vivido y aprovechar para agradecer a Mahou y a la gente de Netthinkbar la oportunidad de vivirla.