Es morena. Tiene una sonrisa de esas con oyuelos. Y unos ojos negros que acarician cuando miran.
Dueña de esa delgadez que es a la vez elegante y hermosa, porque cada una de sus curvas se dibuja, en lugar de mostrarse.
Al andar, parece que baile, o se deslice, o, simplemente, disfrute. Creo que esa es la diferencia. Los demás, me temo, sólo andamos.
Cuando pasa a mi lado, cierro los ojos, para poder olerla. Me gusta escuchar cómo se acerca. Me gusta sentir su voz.
Normalmente, habla con alguna otra chica. Otra compañera de trabajo, como lo es ella para mí.
Sólo que, nosotras, nunca hemos intercambiado siquiera un saludo.
Conozco su voz. Conozco su olor. Conozco sus pasos. Su sonrisa. Su mirada.
Curiosamente, ninguna de esas cosas era para mí.
Claro que… quien quiere una dosis de realidad cuando puede ser, toda ella, mi fantasía?
Muchos besos, queridos fantasmas.Sigue leyendo