"Mi hermana, Natalia Rodríguez, suma para el equipo con cualquier detalle. Es la primera que anima en el banquillo"

Publicado el 13 abril 2021 por Toni_delgado @ToniDelgadoG
Paqui Domínguez, su madre, Antonio Rodríguez, su padre, y Elena Rodríguez, su hermana, retratan a la escolta internacional, clave para que el Uni Ferrol haya regresado a la Liga Femenina Endesa  

Natalia Rodríguez celebra un triple ante el Fundación Navarra Baloncesto Ardoi. Foto: Alberto Nevado / FEB.

Toni Delgado (@ToniDelgadoG) #baloncestofemenino #FaseFinalLF2"Cuando naces en una isla, aceptas que tienes que esforzarte al máximo porque todo te queda lejos", reflexiona Paqui Domínguez.Su hija mayor, Natalia Rodríguez (Las Palmas de Gran Canaria, 1999), tarda segundos en demostrar que es muy isleña. En 107, la escolta del Uni Ferrol mete su primer triple: 19-17. 94 segundos después, Natalia Rodríguez anota otro tiro de tres: 22-24 a favor del Fundación Navarra Baloncesto Ardoi. En el Pabellón Europa de Leganés hay en juego una plaza para la Liga Femenina Endesa. Es la última oportunidad para ambos equipos.  Natalia Rodríguez se deja la garganta en los 13 minutos seguidos que está en el banquillo, sobre todo en el momento más crítico para el Uni Ferrol, después de que Itziar Arregui meta el quinto triple (de 10 intentos) del Fundación Navarra Baloncesto Ardoi (30-45 a los 15m 58s). —Suma para el equipo con cualquier detalle. Natalia es la primera que anima en el banquillo. Eso lo valoro un montón –interviene su hermana pequeña, Elena Rodríguez, jugadora del primer equipo y del júnior del CB Islas Canarias, el club donde creció la grande. 
—Me enorgullece que mis hijas también se dejen el alma cuando no están en pista. Con tu aliento tus compañeras rendirán más. Esa actitud tiene más mérito que cualquier canasta –destaca Antonio Rodríguez, el padre.  
Sonríe y aplaude Natalia Rodríguez, feliz por la réplica de Suné Swart, Laura Fernández y Brooke Salas (41-48 al descanso), y todavía más activa cuando las cosas vuelven a torcerse (41-53).—En ese momento estuve a punto de dejar de ver el partido. ¡Lo vi casi imposible! ¡El Ardoi no podía jugar mejor! Me contuve, claro. Seguí creyendo –reconoce Antonio Rodríguez.  Pase lo que pase, Natalia Rodríguez siempre confía y transmite confianza. Su rendimiento es inmediato: vuelve a pisar la pista con 48-57, justo antes del sexto punto consecutivo de una Brooke Salas imperial, y tarda 93 segundos en meter un triple que primero se señala como una canasta de dos. Es una jugada icónica de quién es y cómo juega el Uni Ferrol: dos contra uno de Andrea Boquete y Patricia Benet a Diana Cabrera que, rodeada, sólo puede sacarse de encima un balón que robará  Natalia Rodríguez. 

Natalia Rodríguez es sufrimiento, pasión y diversión. Foto: Alberto Nevado / FEB.

—Cuando vi la pelota en el aire, supe que era canasta. Sé cómo tira mi hermana y cómo reacciona si va a entrar o no. Fue un triple vital –confiesa Elena Rodríguez.   75 segundos después, la hermana mayor meterá su único tiro de dos (60-62 a los 28m 8s). Antes, Patricia Cabrera, ha anotado otro triple. 64-64 al final del tercer cuatro. Con 8m 40s en pista Natalia Rodríguez ya ha sido el factor diferencial para contener a un Fundación Navarra Baloncesto Ardoi que en la liga regular sólo ha perdido por 10 y cuatro puntos ante un Uni Ferrol que ganó todos sus partidos por una media de 34. —Es generosa, empática y muy, muy fuerte mentalmente –añade Paqui Domínguez, la madre.  Su hija mayor jugará el último cuarto entero y anotará su cuarto y último triple, el que permite su equipo coger el aire definitivo (72-68 a 7m 21s). El 81-72 final ya forma parte de la historia del Uni Ferrol... ¡Nuevo equipo de Liga Femenina Endesa! La primera piña es efímera. Jenna Allen, lesionada, se sube con cuidado en la espalda de Anniina Äijänen y Natalia Rodríguez es la primera en saludar a rivales y al colectivo arbitral. Luego, eufórica, se deja ir con el resto de sus compañeras. 

Las jugadoras y el cuerpo técnico del Uni Ferrol celebran el regreso a Liga Femenina Endesa. Foto: Alberto Nevado / FEB.

  
—Estoy seguro de que si hablases ahora con Natalia no se echaría ni una flor. Utilizaría el plural –apunta, minutos después del final del partido, Antonio Rodríguez. 
En el Uni Ferrol piden mil referencias antes de fichar a una jugadora. Sólo quieren a muy buenas personas. La química salta a la vista. "Desde que llegó a Ferrol, Natalia siempre ha estado en grupos muy humanos. A Jenna Allen la operaron a finales de diciembre de una rotura total del tendón de Aquiles en la pierna izquierda y siempre tiene una sonrisa para sus compañeras. Es un amor de chica. Mi hija se ha volcado con ella y Jenna está súper agradecida", sigue el padre.    

Una escapada familiar. Foto cedida por Antonio Rodríguez.

Elena Rodríguez ha grabado los últimos segundos del partido y la reacción familiar. "Natalia todavía no ha visto el vídeo. Estará disfrutando con sus compañeras", confiesa Antonio Rodríguez. Pronto podrán felicitarla en persona: Natalia estará en Agüimes una semana. También muy pronto presentará su trabajo de grado sobre un programa de salud podológica en jugadoras profesionales. Descubrió su vocación mientras cursaba 2º de Bachillerato y, como vio que no podía estudiar el grado de Podología en la Universidad de Tulane, en New Orleans, decidió renunciar a la NCAA. Le esperaban el Uni y Ferrol.  El ascenso es una recompensa a la fidelidad de Patricia Cabrera y de Natalia Rodríguez, que renovaron sus contratos pese al descenso a Liga Femenina 2 en 2019. Natalia abraza por detrás a Patricia, que suspira. "Mi hija no dudó en quedarse por el equipo, la afición y sus estudios. Quería acabar Podología en Ferrol, donde ha encontrado una familia en el club y en sus calles. Está muy contenta en Galicia", reconoce su padre.   

Fíjate en el banquillo y sabrás cómo es el equipo. Foto: Alberto Nevado / FEB. 


Una rotura de menisco externo de la rodilla izquierda le impidió jugar varios meses y ayudar más en pista para evitar que su Uni Ferrol bajase a Liga Femenina 2. "Esa situación le ayudó a valorar todavía más esos pequeños detalles que aprecias mejor cuando no puedes jugar. Sufrió mucho, pero creo que lo pasó peor cuando le diagnosticaron mononucleosis 10 días antes de su último campeonato júnior. Los dos fuimos a ver la semifinal y al final. Quiso estar, sí o sí, pese a su enfermedad", recuerda Antonio Rodríguez, que no es uno de esos padres que no paran quietos en los torneos. "Yo me siento y ni me inmuto. Cuando termine el partido, ya lo comentaremos", confiesa, entre risas.  —Antonio... ¿Hoy [por el domingo] tampoco te inmutaste?
—Hoy sí. No te puedes imaginar los nervios que he pasado todo el fin de semana. ¡Desde la distancia se sufre mucho más! Me puse muy contento cuando íbamos remontando. Pero estábamos aquí, en la intimidad, en casa, con mi hija Elena con la bufanda y la camiseta del Uni Ferrol, y mi mujer emocionada. Nos dejamos llevar con cada canasta.  
Paqui Domínguez, siempre tan cantarina durante los encuentros, sólo se ha soltado tras el pitido final. "Cabeza, corazón... ¡Hace equipo campeón!" es una de sus ocurrencias. Una letra sencilla que sirve para cualquier grupo: "Animo a todas las jugadoras y, de hecho, a las que menos nombro son a mis hijas. [Se ríe]". La madre se ha pasado gran parte del partido con los dedos cruzados y deseando que todo saliese bien: "Era un manojo de nervios, pero confiaba en el Uni Ferrol".  

Un pulso muy sano entre las hermanas Rodríguez. Foto cedida por Antonio Rodríguez.


Elena Rodríguez, la benjamina de la casa, está estudiando para un examen de Biología. Del 9 al 12 de junio le espera la selectividad, conocida como EBAU en las Islas Canarias: "Mi hermana es muy talentosa. Probablemente no sea la jugadora más rápida, pero se ha propuesto minimizar sus puntos débiles y sacar partido de los fuertes, como el tiro. Es carácter y trabajo diario. ¡Mi espejo desde siempre!".  —Cuando la felicite, lo haré casi gritando –avanza Elena Rodríguez. 
—¿Casi gritando? 
—No quiero romperle el tímpano. [Risas]. Ahora mismo pagaría por abrazarla muy, muy fuerte, no sólo por el partidazo que ha hecho, que es lo de menos. Sobre todo por el ascenso a Liga Femenina Endesa. ¡Eso no se consigue cada día, eh! –reivindica la hermana pequeña antes de seguir estudiando. 
—Cuando se acabó el partido, pensé en lo contenta que estaría Natalia por dentro. Entonces sí que reparé en mi hija y no en el equipo. [Risas]. ¡Tengo la piel de gallina! Y cuando la vi saltar y gritar... Es muy transparente. Lo lleva en los genes –interviene Paqui Domínguez. 

Natalia Rodríguez, Antonio Rodríguez, Paqui Domínguez y Elena Rodríguez. Foto cedida por Antonio Rodríguez.


Cuando, a finales de diciembre de 2018, entrevisté a Natalia Rodríguez en el Marina Besòs, tras un Bàsquet Femení Sant Adrià-Uni Ferrol, su tuit fijado era "paramos al mundo cuando estamos". El penúltimo ha sido "creo muchísimo en la suerte y descubro que, cuanto más trabajo, más suerte tengo". Una reflexión de Stephen Leacock.  Horas después de ascender a Liga Femenina Endesa, Natalia Rodríguez cambia el tejado de su Twitter. Le pone un corazón rojo a un comentario de su padre: "Grande es aquella que para brillar no necesita apagar la luz de los demás". La reflexión va acompañada de la fotografía que encabeza este reportaje, otra genialidad de Alberto Nevado, siempre certero para retratar las emociones más que las jugadas. Con el pelo en el aire, los puños cerrados y el grito Natalia Rodríguez nos transmite sudor, euforia y recompensa. Celebra ese triple que primero se contó como una canasta de dos. "El sueño de una ciudad y de un equipo está más cerca. ¡Vamos!", piensa, concentrada. Enlaces relacionados 

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