Revista Psicología

“Mi hijo no me hace caso” Educar en contingencias II: Reforzadores y castigos

Por Centro Psiconet

Como ya adelantamos en el artículo anterior, hay varios tipos de comportamientos de los padres que facilitan la aparición o extinción de las conductas.

En Psicología les damos el nombre de reforzador o de castigo según el efecto que cause.

  1. ¿Qué es un refuerzo?

Aquellos estímulos que favorecen la repetición de la conducta.

  • – Refuerzo positivo:

Aumenta la aparición de una conducta porque le proporcionamos al niño una consecuencia agradable.

Por ejemplo, un regalo o muestras de cariño ante un buen comportamiento.

   – Refuerzo negativo:

Aumenta la aparición de una conducta porque eliminamos algo que al niño le resulta desagradable.

Por ejemplo, al niño al que no le gustan nada las judías verdes se le permite comer menos cantidad por haber recogido su habitación.

  1. ¿Qué es un castigo?

Aquellos estímulos que disminuyen la repetición de la conducta. 

“Mi hijo no me hace caso”  Educar en contingencias II:  Reforzadores y castigos

-Castigo positivo:

Disminuye la aparición de una conducta  porque le damos algo desagradable a raíz de lo que ha hecho.

Por ejemplo, echar la bronca al niño porque ha pegado a su hermano.

-Castigo negativo:

Disminuye la aparición de una conducta porque le quitamos algo que habitualmente es agradable para él.

Por ejemplo, dejar al niño sin ver la televisión.

¡Atención!

Es importante que reforcemos cuando queremos que esa conducta se vuelva a producir y que no lo hagamos cuando queremos que no vuelva a aparecer.

Un reforzador funciona en cierto modo como una recompensa, una gratificación y si se aplica o administra al niño fortalece/aumenta la conducta antecedente.

Los reforzados pueden ser:

  • Materiales: para que sea efectivo, es necesario que el niño lo valore y no esté saciado de él.
  • Sociales: (atención, alabanza, sonrisas, salir a jugar, ir de excursión…), los cuales deben asociarse con conductas que son adecuadas y aconsejables.

 

Es muy importante que se refuerce poco a poco. No deberíamos esperar a que el niño logre todo un comportamiento general positivo para empezar a reforzarlo, ya que lo complicado es mantener la motivación, y si no valoramos los pequeños pasos que haga bien, él tampoco lo hará, viendo tan lejos el premio prometido que acabará desvirtuando su valor.

Este punto es igual de importante para los castigos. Si queremos que sean efectivos y que el niño reflexione sobre las consecuencias de hacer algo mal, es vital que el castigo sea inmediato (o como mucho, un par de días después), ya que si no acabará restándole importancia a aquello que ha perdido (y por lo tanto, el castigo no tendrá utilidad) o incluso algo más irónico: Serán los padres los que acabarán levantando el castigo.

En próximos artículos detallaremos en profundidad cómo usar estos dos mecanismos, así que, ¡sigue conectado!

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