Revista Opinión

Mi humilde, mi vergonzosa respuesta a la última intervención de Xavier Traité

Publicado el 05 marzo 2013 por Romanas

Mi humilde, mi vergonzosa respuesta a la última intervención de Xavier Traité Mi humilde, mi vergonzosa respuesta a la última intervención de Xavier Traité Mi humilde, mi vergonzosa respuesta a la última intervención de Xavier Traité Mi querido Xavier: Permíteme que me refugie, una vez más, en los jodidos, los puñeteros clásicos: Joder, “qué buen vasallo, si obiere buen señor”. Llevo por estos mundos de Dios, ni más ni menos que 84 años, muy peleados, muy trabajados, por mi suerte o desgracia, he tenido que vérmelas con grandes adversarios, en los sindicatos, en la universidad, en los tribunales. Ahora comprendo claramente por qué andabas alejado de estos jodidos foros interneteros: te debe aburrir sobremanera leer todos estas estúpideces que por aquí se escriben porque estás muy por encima de todas estas jodidas pequeñas cosas.  Ya te lo dije la 1ª vez y te lo repito ahora: nunca en toda mi puñetera vida había visto a un tío que se expresara mejor y he tenido como profesores a algunos de los mejores catedráticos del mundo.  Lo haces tan bien que casi casi me convences. En realidad, todo lo que dices, escribes, es textualmente irrefutable. No es nada apoyarse vigorosamente en todas las nuevas teoría científicas que están aflorando por el mundo. El problema, mi problema, es que, como acababa mi texto anterior, yo ya no creo en los científicos, ni en los filósofos, ni en los sacerdotes, ni en los jueces, ni en los políticos y doy gracias a Dios por seguir creyendo en los poetas, porque, si no, ya no estaría aquí, dialogando contigo.  Con ese absoluto dominio de la historia que yo antes no había visto nunca, me aplastas con tus razonamientos, ante los que yo lo único que pude oponer son unos simple versos de Miguel Hernández, coño, para ti y seguramente para esos millones de tíos y tías del 15M con los que yo y mi hija mayor fuimos a unirnos aquellas noches para decirles lo que a nuestro juicio deberían de hacer, sólo son unos endecasílabos bien pergeñados, pero qué coño sabía aquel humildísimo pastor de cabras oriolano de la jodida vida, qué fuentes científicas había leído el muy jodido. Ninguna. Cuando él escribió esos versos, las teorías del caos y de los fractales todavía no se habían popularizado en el mundo. "E pur si mouve": "me lla mo barro aunque miguel me llame, barro es mi condición y mi destino que mancha con su lengua cuanto lame".  Ni el maldito, el jodido Einstein había formulado esa maldita ecuación que ha provocado ya millones y millones de muertes de inocentes que no habían cometido otro crimen que estar un maldito día en el lugar equivocado.  Y yo, que soy un tipo temperamental y muy jodido, digo: si es para eso para lo que sirvió la teoría de la relatividad, maldita sea mil veces, maldita, porque, como llevo ya dicho un montón de veces por aquí, para mí, vale más la vida de un solo hombre que todas la teorías científicas del puñetero mundo.  Que esto representa la negación del progreso, ojo, del progreso científico, lo sé. Que, en este sentido, soy uno de los hombres más retrógrados del mundo, lo sé también. Pero odio con todas las fuerzas de mi viejo y doliente corazón al gran Einstein porque, entre otras cosas, le ha proporcionado a los Usa ese nuevo garrote que, ahora, sí, le permite, a lo peor, para siempre gobernar el mundo bajo la amenaza del terror atómico. Porque que están dispuestos a utilizarlo tantas veces como lo consideren necesario para sus fines, ésa es una prueba que ya conocemos científicamente todos los seres humanos.  Me instas a que exponga mis argumentos para destruir  los tuyos y yo tumbo mi Rey, no tengo, no puedo tener argumentos científicos ni siquiera filosóficos, sólo puedo decir con toda la humildad del mundo que si el progreso humano ha servido, entre otras cosas, para que hoy todo el mundo conozca a dos ciudades japonesas que se llaman Hrosima y Nagasaki, maldito sea el progreso.  Mi argumento es tan sencillo que me da vergüenza incluso utilizarlo: yo estoy dispuesto a renunciar a invenciones tan maravillosas como la de la imprenta que me ha permitido aprender tantas cosas si a cambio he tenido que soportar que mueran tan salvajemente como lo hicieron esas doscientas mil personas japonesas que no habían cometido otro crimen que el de vivir y es que yo creo muy superior a todas esas maravillosas teorías de los fractales y del caos, la sencilla frase de Terencio “homo sum et nihil humamum mihi alienum puto”, soy hombre y pienso que nada humano me es ajeno, de tal modo que todos y cada uno de todos aquellos que murieron o enfermaron de cáncer bajo las bombas del Enola Gay, todos ellos, sin excepción, eran mis hijos y nunca lloraré lo suficiente por el sufrimiento que les infligieron, nunca, nunca, nunca. Ah, que conste que soy plenamente consciente que la energía atómica también se utiliza para combatir también a ese atroz sufrimiento humano que es el maldito cáncer. Gracias, Xavier, por haber asomado por aquí a discutir con nosotros, por ahora, sólo con Lucía y conmigo, tus maravillosas tesis sobre la Historia.   P. S.: Y, ahora, cuando ya está este post en la pantalla a punto de oprimir el "publicar", se me ocurre un argumento de peso contra mi postura: efectivamente, el saldo del progreso técnico científico quizá sea negativo, pero ya que está aquí, aprovechemoslo para cosas tan útiles como modificar el curso de la Historia; efectivamente el progreso científico se ha utilizado para modificar el curso de la Historia, sólo que siempre ha sido a peor.


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