Precio: 16,90€/9,49€
Sobre el autor: Elisabet Benavent
Impresiones
Soy de esas pocas personas que todavía no había leído nada de @BetaCoqueta. Y ahora me apetece ponerme al día. El motivo tal vez es que me gustan las novelas románticas, pero me terminan cansando si leo muchas seguidas, pero en el fondo ¿a quién no le gusta soñar con historias así?
A pesar de su longitud se lee muy rápidamente y es que la autora te mete en la historia de una forma muy cómoda, en seguida se congenia con los personajes. Te los imaginas en las primeras notas de descripción, aun siendo secundarios (especial mención se tiene que hacer a la señora Mercedes, tiene una manera muy directa de decir las cosas, podríamos apodarla Pepito Grillo, es sencillamente genial) . Al igual que el entorno descrito, no hace unas descripciones exageradas, pero con esas pequeñas pinceladas hemos recreado en nuestra cabeza la isla, la casa de huéspedes, las playas... y todos los demás escenarios así como las situaciones. Se apoya en unos sólidos diálogos, muy normales, sin ser rebuscados.
La acción no transcurre únicamente en esa isla misteriosa cruzamos hasta el charco, pasando por Barcelona y Madrid. Por lo que no se estanca, es otra de los puntos para no aburrirse.
En la sinopsis cuenta poco, por lo que es de esos casos en los que hay que contar un poquito más.
Maggie ha salido de una situación o mejor dicho una experiencia traumática y necesita una desconexión. De ahí que decida romper con el mundo e irse a una isla donde regentará una casa de huéspedes, herencia de una abuela suya. Allí por pura coincidencia aparece Alejandro, que pone su vida patas arriba. Él también huye de algo o de alguien. Ellos empiezan a conocerse, se abren el uno al otro y de esta forma conoceremos los secretos de ambos. Y hasta aquí puedo leer... Porque no es sólo una historia de amor, hay problemas, reveses que da la vida porque todo no puede ser tan bonito, y los libros también se tienen que parecer a la vida real. Y es lo que hace Elisabet: pone de vuelta y media a la historia para ir poniendo en su lugar poco a poco a cada revés.
Con diálogos coherentes pero sin estar exentos de crueldad, de realidad e incluso humor. No es empalagosa y aunque a priori parezca una historia irreal no tiene porque serlo porque se adereza con un entorno y unas situaciones que hacen que sea una historia de lo más cotidiana. Con esto quiero decir que la forma de narrar ayuda mucho a la historia.
Ideal para esta época en la que muchos volvemos a trabajar y con eso de la depresión postvacacional tenemos que volver a soñar-