Mi libertad preserva la tuya

Por Antoniobarba

Este sábado fui con mi hija al multitudinario desfile del Orgullo LGTB, en Madrid. Nos subimos y lo disfrutamos desde un lugar muy especial, el del bus descubierto del Partido Socialista, mi partido, la formación que impulsó la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo, contra la que el reaccionario PP interpuso un recurso de inconstitucionalidad que ahora, por fin, parece ser que el Alto Tribunal va a echar abajo el próximo martes. Mi hija no preguntó por lo que vio, no se alarmó, ni se extrañó de ver a parejas del mismo sexo besándose, queriéndose en libertad. “Mi libertad preserva la tuya”, rezaba una de las pancartas del desfile. Y así es, en efecto: cuando se persiguen las libertades de las minorías en nombre de unas supuestas mayorías, es que la sociedad está corrompida desde sus cimientos. Garantizar el derecho de las personas a que se acuesten, convivan y sean felices en compañía de quien quieran debería estar en el frontispicio de los ordenamientos legales de todas las naciones. España dio ese paso hace siete años de manos de un Gobierno socialista; otros países siguieron su ejemplo, pero falta trecho por recorrer y muchos desfiles que celebrar hasta que sea una realidad en todo el mundo. Mientras tanto, mi hija Estrella crecerá con el convencimiento de que todas las personas son iguales y libres para amarse, con independencia del sexo de cada una. Crecerá libre de los retrógrados, reaccionarios y lamentables prejuicios que han sojuzgado y condenado a tantas personas durante tantos, demasiados, años. ¡Viva la libertad!

Una joven asistente al desfile, con unas gafas de corazones, para verlo todo mejor