-Mamá, ¿pueden ir las niñas a comer el miércoles?-Pues a ver, porque tengo análisis el martes y una comida el jueves.
Es una respuesta tan disparatada que no hay contestación a la altura.
Mi segunda recomendación fue que se apuntara al gimnasio y como con ella nunca se sabe se apuntó.
—Hija, hoy en el gimnasio no sabes qué me ha pasado. Estaba ahí en mi maquina con mis pesitas de dos kilos y se ha puesto enfrente un machaca, uno de esos que levantan mil kilos. Le estaba mirando y le he dicho «Si yo hago eso me da algo» y ¿sabes que me ha contestado? —Dime. —«Señora, usted si que tiene mérito, con lo mal que debió pasarlo en la posguerra»—Jajajajaja ¿en serio? ¿Y qué les has dicho?—Pues la verdad, que yo en la posguerra lo pasé muy bien porque no había nacido. —Jajajajaja.
«Lo suyo sí que tiene mérito con lo mal que debió de pasarlo en la posguerra» ¿Cómo se le ocurrió decir eso? Seguro que lo dijo con buena intención, en plan voy a reafirmar a esta anciana en su propósito de mantenerse activa pero, EN SERIO, ¿la posguerra? El muchacho tiene un problema de expansión temporal de los eventos de la historia, cree que cualquier persona mayor vivió hace tanto tiempo que seguro que vivió la posguerra. Creo que está en el top 3 de «cosas paternalistas que se pueden decir en un gimnasio» muy por encima de «eso es mucho peso para ti» y «si quieres te enseño porque no lo estás haciendo bien».
-Luego el muchacho me ha dicho «Señora, tiene usted que beber más agua» y yo le he contestado «Lo sé, ya me lo dice mi monitor de escalada»-Jajajaja, pobre hombre.
Sabía que animarla a ir al gimnasio iba a ser buena idea pero no tanto. «Hija, a ver cómo lo cuentas que te conozco». Yo creo que lo he contado bien pero seguro que a ella no se lo parece, ya la estoy oyendo «si yo tuviera tiempo para escribir tonterías, como haces tú, lo hubiera contado mejor».